Dice la abeja que hoy está muy triste

21 agosto 2021
Visto: 936 veces

 

Aunque el título pueda parecer risueño y soñador no lo es. El título es muy real e invita a pensar una realidad biológica diferente y revolucionaria de los conceptos habitualmente aprendidos.

Las investigaciones desarrolladas por diferentes equipos internacionales de científicos, incluyendo el del doctor Martín Giurfa, biólogo argentino que trabaja en la Universidad de Toulouse, Francia, han revelado que las abejas poseen capacidades de aprendizaje y memorización insospechadas que hacen de ellas un insecto único, a la altura de ciertos monos, cuando se trata de resolver problemas que requieren un alto grado de inteligencia.

Los seres humanos siempre hemos tenido una dificultad natural y una imposibilidad conceptual de ponernos en el lugar del otro, más aún si ese otro es de otra especie. Todo se agudiza a la luz concepto judeo cristiano de la superioridad del ser humano.

Desde el devenir de filósofos clásicos el imaginar como sentirán otras especies es una intriga brumosa y criptica que estas investigaciones iluminan claramente. El ejercicio de imaginación es muy complejo y es muy difícil apartarse de nuestra naturaleza humana e interpretar el mundo a partir de sentidos que no conocemos bien o ignoramos.

En esa línea de pensamiento, ¿cómo es el mundo de una abeja? ¿Qué percibe y qué no percibe? ¿Cómo lo hace? Muchas especies animales, entre ellas las abejas, pueden ser entrenadas para resolver problemas y es esta resolución de problemas la que nos informa acerca de cómo percibe el mundo el animal estudiado.

Se puede entrenar a las abejas para entrar a un dispositivo en el que obtendrán una gota de solución azucarada, el equivalente del néctar que las recolectoras buscan (REUTERS)

Las abejas muestran en su actividad para alimentarse lo que se denomina “constancia floral” o sea que permanecen fieles a una sola especie de flor durante sus vuelos de búsqueda siempre que la especie siga siendo rentable en términos de recompensa alimentaria. Esta cualidad es la base de su capacidad de aprender y memorizar.

Las abejas aprenden así los colores, los olores, la textura, la posición en el espacio y muchas otras informaciones que identifican a las flores de las que obtienen su recompensa alimenticia.

Se puede entrenar a las abejas para entrar a un dispositivo en el que obtendrán una gota de solución azucarada, el equivalente del néctar que las recolectoras buscan. En esos dispositivos, la abeja deberá resolver problemas con el fin de obtener la recompensa de alimento e informará así acerca de su percepción del mundo y su inteligencia y memoria.

Las abejas aprender a discriminar entre diferentes formas visuales, siluetas y motivos, y reconocer su orientación espacial, geometría, tamaño, frecuencia espacial y muchos otros parámetros que son capaces de extraer del mundo visual que los rodea.

Aprender a resolver problemas en base a conceptos es una capacidad que por largo tiempo se consideró como una facultad propia del ser humano y de algunos primates. Darse cuenta de que existe una regla que conecta lo que percibimos y descifrarla es el principio de la cognición.

Ser una abeja, significa ser un organismo cognitivamente sofisticado, capaz no sólo de aprender y memorizar hechos específicos del entorno, sino también de comprender reglas, organizarlas y así desarrollar conceptos abstractos posiblemente con un cierto nivel de autoconciencia (REUTERS)

Las abejas, a pesar de su cerebro miniatura de 1 mm2, serían capaces resolver problemas conceptuales como el concepto de igualdad y el de diferencia. Así, la abstracción de conceptos es una capacidad que está lejos de ser una prerrogativa de ciertos mamíferos, incluidos los humanos.

Las abejas pueden aprender estas relaciones y usarlas para tomar decisiones y navegar en su entorno de manera eficaz. Su cerebro no solamente aprende y memoriza, sino que también es capaz de formar nociones más abstractas.

¿Se puede saber si los animales tienen conciencia de lo que saben, es decir si son conscientes de sí mismos? La respuesta es afirmativa. Esta capacidad de aprendizaje conceptual nos devela a criaturas extremadamente sofisticadas desde el punto de vista cognitivo.

Ser una abeja, significa ser un organismo cognitivamente sofisticado, capaz no sólo de aprender y memorizar hechos específicos del entorno, sino también de comprender reglas, organizarlas y así desarrollar conceptos abstractos posiblemente con un cierto nivel de autoconciencia.

Esta conclusión debería llevar a reflexiones más profundas: Si la abeja es en cierta forma consciente, ¿qué trato recibe y qué trato debería recibir de nuestra parte? En otras palabras, ¿con qué derecho les aplicamos pesticidas, monocultivos y otros tratamientos devastadores que van contra la vida y la inteligencia?

El problema ha sido dejarse paralizar por el prejuicio de creer que las formas elaboradas de inteligencia solo deberían existir en los humanos y en quienes se nos parecen. De esa forma, solamente cuando se pueda romper con ese preconcepto, se harán preguntas e investigaciones acerca de dónde estamos parados y cuál debe ser el verdadero respeto por la vida.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *