A escasos 10 Diaz de que termine el periodo constitucional de López obrador como presidente difícilmente su legado como el Presidente con mayor derramamiento de sangre, violencia y muerte podría cambiar o enderezar su rumbo.
Las causas de la terrible violencia pueden atribuirse a quien mejor le convenga en su intento de justificarse pero lo que no deja pie de duda es su ineficacia, incapacidad e incluso conformidad para no evitar lo que sucede.
En el tema de seguridad Andrés Manuel López obrador se destaca por su ineficacia y gana un lugar histórico por dirigir el sexenio más sangriento y violento en la historia de nuestro país.
Si bien lo que fue un tema coyuntural para tomar decisiones electorales en el pasado hoy ya no es algo que le importe a los votantes, a un buen numero de lectores les dejó de ser trascendente para tomar una decisión si se vive en un Estado fallido, lleno de inseguridad, con cientos de miles de muertos y bajo el yugo o control de la delincuencia.
Lo que antes fue motivo de enojo, desagrado o desaprobación hoy dejo de importarles a los electores de México, incluso como suceso extraño parte de la popularidad ganada por quien en breve dejara de ser Presidente fue ganada por señalar justo la violencia que en tiempos pasados se sufría en nuestro país, violencia y muertes por cierto en niveles muy inferiores a lo que hoy padecemos.
Otro dato importante a remembrar fue la manera en que López Obrador logró encender el enojo popular al ir en contra de que militarizaran a México, insistir en que el ejército debería de volver a los cuarteles y que las policías deberían estar bajo el mando civil como lo marca la constitución le gano infinidad de adeptos y despertó el rechazo para quienes según él intentaron hacer lo que hoy cumplimenta entregando a la guardia nacional a la disposición y mandato de los militares.
Igual se quejó de la utilización de aviones privados por parte de los políticos, del fuero, del totalitarismo, del nepotismo, de los lujos de los políticos, del precio de la gasolina, de la inflación, de la falta de medicamentos y de los malos servicios de salud pero hoy pese a su incumplimiento y de que todo sigue mal al votante dejo de importarle.
Hoy queda claro que López Obrador se va con las manos manchadas de sangre, se destaca como el mandatario con el sexenio mas violento en la historia de México, es el presidente que superó a todos en número de muertes, asesinatos, ejecuciones y falta de seguridad, si bien en lo anterior no queda duda si resulta importante analizar que es lo que los ciudadanos de México quieren, que es lo que moldea su decisión para otorgar un voto.
En resumen podemos intuir que dejó de molestarle la violencia, la inseguridad, el totalitarismo, la destrucción de las instituciones, el amiguismo, las camionetas de lujo, los vuelos de los políticos en aviones privados, el alto precio de la gasolina, el exceso de impuestos, la inflación, el nepotismo y la militarización del país, pero aun sabiendo todo lo que ya no le molesta no es fácil comprender que es lo que quiere o espera de sus gobernantes.
Es muy triste pensar como respuesta que lo único que alienta al elector es recibir una beca, una dádiva o un pago por su voto pues de ser así el rumbo de nuestro país no puede tener destino próspero.