Para nadie es un secreto la pésima forma de gobernar de Morena en Tamaulipas, un Estado sumido en la corrupción, la violencia y las presunciones de ser un narco estado. 

También Tamaulipas destaca en ser la entidad con mayor actividad de Huachicol fiscal, es ahí donde descargan buques, cruzan pipas y se manejan lucrativos negocios de contrabando de combustible. 

Pero vivir en un estado gobernado por Morena no solo es aceptar la violencia, la inseguridad, el cobro de piso o la confabulación de las autoridades con el crimen organizado, vivir en Tamaulipas también puede significar ver morir a tu familia en manos de la policía del Gobernador sin que pase nada, sin que exista justicia y el ver con impotencia como todo se resume en escuchar que dieron de baja a los asesinos y los están investigando. 

Una familia viajaba en su vehículo, no era una gran camioneta, ni un auto en los que comúnmente pasean los delincuentes en dicha entidad, un auto compacto, blanco, sin vidrios polarizados y de modelo anterior donde viajaba una familia con sus hijos menores y que fue perseguido y baleado con rifles de asalto automático causando la muerte de una criatura de escasos siete años, los asesinos agentes de la fiscalía del estado gobernado por Américo Villarreal. 

El asunto causa indignación y coraje por si mismo pero esos sentimientos se multiplican ante el silencio de los Morenistas de Coahuila que fingen no enterarse de nada, mientras aquí se la pasan criticando y quejándose de todo los infelices hipócritas guardan silencio ante las atrocidades que padecen los ciudadanos de las entidades gobernadas por Morena. 

Por que no alzan la voz esos falsos luchadores sociales y supuestos defensores de las causas justas, donde quedan sus gritos, sus reclamos, sus golpes de pecho, que acaso no ven las atrocidades que suceden donde gobierna el padre de su delegado nacional o confiar en poder engañar a crédulos e ingenuos presentándose como los falsos salvadores.