En Coahuila y principalmente en Saltillo se vive un alto crecimiento inmobiliario, un grupo muy cerrado de inversionistas acaparan el mercado, encarecen los precios y mantienen un monopolio. 

En dichos grupos por lo general se involucran personajes de la política facilitando permisos, otorgando facilidades y manipulando planes de desarrollo municipales para favorecer intereses propios o de grupos. 

En días pasados se dio el anuncio sobre la próxima construcción de un nuevo centro comercial al norte de la ciudad, su ubicación sobre el bulevar Colosio y la salida a Monterrey. 

De inicio no se puede pasar por alto que el citado bulevar fue construido a capricho de grupos económicos para favoreces y aumentar el valor comercial de una serie de predios, su trazo es ilógico e incluso en su momento fue criticado y apodado como Curvosio debido a la manera que zigzaguea su trayecto a fin de otorgar frentes a predios propios, de amigos y socios. 

A pesar del trazo del Bulevar Colosio aun continua siendo una vía de transito fluido y de gran ayuda para sustentar la movilidad en la congestionada ciudad de Saltillo. 

Hoy con el anuncio de la nueva plaza comercial nos queda claro que la misma va a generar diversas problemáticas iniciando por la saturación del trafico pero ademas de ello contaminación, requerimientos de trasporte publico, insuficiencia de servicios primarios, instalación de semáforos, topes y el detrimento económico o valor de otras plazas comerciales ya existentes a las cuales les quitaran potencial de mercado y oportunidad de venta. 

Los terrenos en donde se dará inicio al desarrollo inmobiliario comercial y habitacional son propiedad de la familia Mohamar y Guadiana, ambos favorecidos por años con con obras y contratos públicos tanto Estatales como Federales y si bien los primeros nunca han participado directamente en la política se rumora su injerencia en financiamientos o aportaciones para campañas políticas, respecto a la familia Guadiana el caso es diferente pues siempre mantienen ligados los negocios con la actividad política participando en partidos como el PRI, PAN y Ahora en Morena dejando en claro que los disputas partidistas no intervienen con los negocios y mucho menos con el gusto de amasar fortunas.  

Volviendo al punto sobre la problemática que generan dichos desarrollos inmobiliarios debemos sopesarlos frente a los beneficios que por igual se pueden citar, en el caso concreto lo único que puede equilibrar es la inversión y la generación de empleos directos e indirectos, siendo justo en ese punto donde debemos observar muchos factores que son objeto de análisis particular. 

De momento solo se puede afirmar que para el ciudadano común el desarrollo inmobiliario en comento genera más problemas que beneficios, las utilidades económicas serán muy centralizadas, los propietarios de locales en otras plazas comerciales verán afectada la plusvalía de sus inmuebles, la calidad de los servicios públicos de las colonias aledañas disminuirá, los costos por predial irán en aumento, el trafico vehicular se acrecentara, los tiempos de recorridos y por ende el consumo de combustible aumenta. 

Sin duda como ciudadanos debemos estar muy al pendiente y no ser omisos en la vigilancia del cumplimiento de reglamentos en la construcción de dichos desarrollos, esperando que se atienda en particular todo lo referente al respeto de la sustentabilidad, la ecología, la movilidad y bienestar general.