Algo que vale la pena leer ALBERTO BOARDMAN

12 diciembre 2025
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Porqué importa la FIL

“Las ferias de libros sirven para comprobar que los autores también caminan y tienen piernas” Carlos Ruiz Zafón.

Más allá de las cifras de asistencia, que este año alcanzaron casi el millón de visitantes, 973 autores participantes y 648 presentaciones de libros. De la posibilidad de no tener que viajar a otro continente para valorar un país invitado con la enorme riqueza cultural de sus instituciones y calidez de sus visitantes. Más allá de la oferta nacional e internacional de ese universo ampliado en el que orbitan libros, editoriales y donde nuestra bolsa de compras se transforma en un agujero negro que quisiera absorberlo todo.

Más allá de continuar posicionada como la feria del libro en español más importante del mundo y la segunda más grande a nivel internacional; del acceso libre a la escucha de líderes culturales y literarios para intercambiar ideas y conocerlos de primera mano. Más allá de los eventos especiales, que este año, por cierto, se llevó las palmas el stand temático de Carlos Ruiz Zafón y su cementerio de los libros olvidados.

Más allá de todo lo anterior, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara importa por la experiencia de vida que representa. Y a veces, lo único que se requiere para ello es observar y escuchar. Por las mañanas sus pasillos lucen abarrotados de jóvenes estudiantes y un día, escuché coincidentemente un diálogo entre dos de ellos sobre comprar la novela “It” de Stephen King. “No lo compres, yo te lo presto en digital”, le dijo uno al otro, mismo que le respondió: “Digital ya lo tengo, lo quiero impreso para leerlo de noche y con la luz de una linterna para sentir más miedo”. Ya por la tarde, en otro pasillo me topé una señora muy mayor de edad que caminaba pausadamente. Al acercarme para ayudarle a subir un escalón, aproveché para preguntarle: ¿Siempre viene usted a la feria? “Huy joven, vengo desde hace 38 años, justo cuando la feria comenzó a finales de los ochenta… Y no me canso, tengo noventa y dos años cumplidos y siempre encuentro algo nuevo para que me lean mis nietos”. 

Así, entre otras cosas más, la FIL importa como un destino, uno que como bien dice Ruiz Zafón, no hace visitas a domicilio, hay que ir por él.

Somos lo que hemos leído y esta es palabra de lector. 

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