No mentir, no robar y no traicionar solo quedó en una triste oferta de campaña, una frase vacía con fines propagandísticos y nunca como una indicación de comportamiento. 

Así las cosas hoy el rostro de Adán Augusto es un claro símbolo de la corrupción pero peor aun un emblema de la impunidad, queda claro que AMLO anticipo que todo tarde o temprano saldría a la luz, que tendrán que ser desenmascarados por el paso del tiempo, ante tal seguridad fue que opero para tener control del congreso, del senado, eliminar los órganos independientes, terminar con los institutos de trasparencia y copar al poder judicial. 

Bajo el argumento de que era el pueblo quien lo pedia se apodero de todo al grado de que una orden emitida por el pudiera arropar con el manto de la impunidad a todo aquel que el quiera favorecer. 

Así las cosas no importa que Adán Augusto hubiera utilizado dinero del narco para su campaña en Tabasco o que pusiera como secretario de seguridad a un cabecilla de la delincuencia organizada, tampoco importa que existan pruebas de que encabeza una enorme red de huachicol que quebranta al erario público, mucho menos interesa que le transfieran a sus cuentas 70 millones de pesos y que de los mismos no pague impuestos, también se pasa por alto que desde su notaria se hubieran constituido empresas fantasmas o que las mismas sirvieran para sustentar compras millonarias que aportaron para inflar obras como el tren maya o el aeropuerto. 

Hoy pese a que Adán Augusto es incluso investigado por los Estados Unidos en Morena le siguen gritando que no esta solo, prácticamente licenciándolo para que siga robando y burlándose del pueblo bueno que creo en sus mentiras.