Sucesión en Coahuila y la “política a la beltrones”

13 agosto 2015
Visto: 1629 veces

Sin haberse sentado aún en la silla de honor del PRI, Manlio Fabio Beltrones ya trastocó el ambiente sucesorio de Coahuila.
Ningún otro de los que se mencionaron para ocupar la dirigencia nacional priista, como Enrique Martínez y Martínez, Aurelio Nuño o César Duarte, implicaban tanta incertidumbre respecto a quién podría ser el candidato del PRI para la elección de 2017. Con Beltrones, nadie la tiene segura, ¡nada para nadie!

Cuando los medios comenzaron a perfilar la figura de Beltrones como la nueva cabeza del PRI, los calefactos coahuilenses observaban como la flama de su veladora comenzó a bajar de intensidad. El terreno que Miguel Riquelme tenía ganado con Duarte, lo mismo que Javier Guerrero o Hilda Flores con Martínez, se disolvió.

Pero no se alarme. Si usted simpatiza con alguno de los aspirantes mencionados, le aseguró que la flama continúa encendida, para avivarla tendrán que reconsiderar sus apoyos y actualizar sus estrategias, buscando acercarse más al estilo y prioridades de quien será el nuevo presidente del PRI. Incluso, para beneplácito de los analistas políticos de la entidad, crece el abanico de aspirantes; para nadie es desconocida la buena relación que, Alejandro Gutiérrez, Fernando de las Fuentes y Jericó Abramo, llevan con el político sonorense. Y más todavía, quien solicita se le incluya de nuevo en el abanico de aspirantes es Enrique Martínez y Morales, descartado prematuramente por los analistas ante el eventual arribo de su padre a la dirigencia del tricolor. Quienes deberán acelerar el paso, para no ser excluidos de las columnas periodísticas y del ánimo de la militancia priista y del propio Beltrones, son José María Frausto y Armando Luna, ¿alguien sabe qué están haciendo?

¿Cuáles son esas particularidades del experimentado político sonorense, con las cuales los aspirantes tendrán que lidiar para hacerse de la candidatura al gobierno de Coahuila? Beltrones ha cultivado una forma de hacer política práctica y eficaz, alejado de filias y fobias al momento de construir acuerdos, a la vez se le identifica por ejercer una política cargada de simbolismos, donde la lealtad y la institucionalidad más que hábitos, son la “ley”.

Además, su arribo a la dirigencia del PRI, ni fue producto de la casualidad, ni se concretó por su relación con el Presidente. Es de esperarse, entonces, que la nueva dirigencia implemente una política de designación de candidatos que privilegie la trayectoria, el arrastre y la institucionalidad. Con la designación (o aceptación) de Beltrones por parte del Presidente Peña, implícitamente se reconoció el escaso peso que tendrán los “compadrazgos”.

¿Cuál es la lectura que deberán revisar a detalle los priistas de Coahuila? Le comparto una clave. Dentro del cúmulo de notas periodísticas que informaron sobre la candidatura de Beltrones, destaca un encabezado que reproduce sus palabras: “Consultaré al Presidente cuantas veces sea necesario, para eso somos partido en el gobierno y muchos no lo han entendido, tanto al interior como afuera”.

Palabras precisas, frase profunda, señal directa: Beltrones llevará mano. Consultará y acordará con el Presidente Peña quién podría representar al PRI en las próximas elecciones. Todos los aspirantes, sin favoritos, tendrán que cuidar las formas, aguardar los tiempos (atención con los destapes prematuros o las “cargadas” disimuladas), privilegiar trayectorias, garantizar institucionalidad, es decir, tendrán que hacer política, pero “política a la Beltrones”.

Escrito por: Rubén Olvera Marines

Su Opinión: [email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *