El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería

4 julio 2015
Visto: 1109 veces

boardman

Algo que vale la pena contar.

“El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería.” S. Lec.
Fue durante el período clásico de la civilización griega, que el arte de curar pasó de los rituales y la magia, a la ciencia, al bendito ejercicio clínico. Tuvo que ver la ética, recién estrenada por los filósofos, para traer al mundo códigos solemnes y compromisos respetables.

Hace más de dos mil años según se cuenta, de la calva de Hipócrates, comenzó a tomar forma un Juramento: “Juro por Apolo, médico, y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, que he de observar el siguiente juramento…” y aquella letanía evolucionó hasta llegar a la versión hecha en 1964 por el Dr. Louis Lasagna: “Recordaré que la medicina no sólo es ciencia y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico. Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Por encima de todo no debo jugar a ser Dios. Recordaré que no trato una gráfica de fiebre, o un crecimiento canceroso, sino a un ser humano enfermo, cuyo padecimiento puede afectar a su familia y estabilidad económica. Si no violo este juramento, pueda yo disfrutar de la vida y ser respetado mientras viva y recordado con afecto después…”

Palabras, que de manera lamentable hoy en día adornan un discurso de graduación, como un domingo de “yo confieso”. ¿Cuántos galenos ve usted que pongan en su consulta dicho voto, justo en el espacio que ocupa el recorte de sociales o el trofeo de golf? Seguramente ninguno para los que cada quimio recetada representa un porcentaje, una letra pagada más del Mercedes o del yate. Y todavía, suelen burlarse: “No se apure, al cabo lo paga el seguro de gastos médicos”. Lucrar con la salud y la vida, es pisar terreno del infierno.

Por fortuna quedan todavía, algunos pocos facultativos, que prendidos de las barbas de Hipócrates, dan de esperanza motivos.

“Apolo el Dios de la medicina, solía enviar las enfermedades. En el principio los dos eran uno solo… y sigue siendo así.” J. Swift.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

Escrito por: Alberto Boardman

[email protected]

Twitter @AlBoardman 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *