Anticiparse al futuro: Escrito por Enrique Martínez y Morales.

30 marzo 2015
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No cabe duda que vivimos en una gran época. La realidad supera a la ficción en muchos rubros gracias a los cada día más asombrosos e inverosímiles avances tecnológicos, dinámica que está mermando gradualmente nuestra capacidad de asombro.

La tecnología reproductiva ideada por Aldous Huxley en su Mundo Feliz hace 80 años; la posibilidad de leer los periódicos en línea en tiempo real imaginada por Arthur C. Clarke en su 2001: Odisea en el Espacio, hace cinco décadas, o el radar, la energía solar y las videoconferencias soñadas por Hugo Gernsback hace más de un siglo en su obra titulada Ralph124C 41+, fueron sólo fantasías en sus tiempos.

En los 80 fue muy popular una serie televisiva llamada El Auto Increíble. “Kitt” era un coche inteligente capaz de hablar, conducirse, seguir instrucciones y tomar decisiones. Una quimera fruto de la mente fértil de algún productor de Hollywood. Ahora el auto sin conductor de “Google” es ya una realidad. Se conduce y se estaciona sin la intervención humana.

Las posibilidades de este desarrollo son infinitas. Considerando que la mayoría de los accidentes viales son por causas humanas, se eliminarían las muertes trágicas en colisiones gracias a que las computadoras no beben, no se duermen ni se distraen texteando.

Según la Organización Mundial de la Salud, fallecen por esta causa 1.2 millones de personas al año.

Los congestionamientos viales se reducirían sensiblemente, pues muchos son causados por accidentes. Además, los vehículos después de dejar a sus dueños en su destino podrían ir a estacionarse un lugar alejado, liberando espacio en las calles, o dirigirse a transportar a otra persona.

México es el séptimo productor de vehículos en el mundo. Con la llegada a Nuevo León de la automotriz coreana “Kia” y las ampliaciones anunciadas por otras marcas en otros estados, como Coahuila, en 2016 le andaremos pisando los talones a los casi 4 millones de unidades anuales producidas por India, que ocupa el sexto sitio.

Las manufacturas, especialmente las automotrices, son una fortaleza para México. Ahora el reto es convertirlas en “mentefacturas” para subirnos a la ola tecnológica que comienza a gestarse para añadir valor a nuestros procesos y lograr así que sean mejor pagados.

¿Cómo? Aplicando la llamada Segunda Ley de Clarke: “La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de dichos límites, en lo imposible”.

Encarar y anticiparse al futuro, pues.

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