La negociación sobre programa nuclear iraní entra en una fase decisiva

30 marzo 2015
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mini-NUCLEARLos ministros de Relaciones Exteriores de Irán y las seis potencias del grupo 5+1 se reunieron este lunes en Lausana en la misma mesa, para acabar con los últimos obstáculos para un acuerdo político, considerado «factible» sobre el programa nuclear iraní.

La reunión, la primera en que se reunían los jefes de la diplomacia de las seis grandes potencias desde el pasado noviembre, duró un poco más de una hora.

A un día de que termine el plazo para cerrar un acuerdo de principios, todavía quedaban varios escollos por resolver, avisaron diplomáticos occidentales.

Al final del encuentro, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, anunció que abandonaba Lausana por unos compromisos previstos en Moscú y su portavoz dijo que regresaría el martes «si existe una posibilidad real de acuerdo».

El objetivo de las negociaciones es alcanzar de aquí al martes un acuerdo político sobre el programa nuclear iraní, que permitiría a continuación negociar hasta el 30 de junio un acuerdo definitivo con todos los detalles técnicos.

Los diplomáticos buscan llegar a un acuerdo por el cual Irán garantice sin la menor sombra de duda la naturaleza civil de su programa nuclear, a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian su economía desde hace años.

Según explicó un diplomático occidental, las negociaciones estaban bloqueadas en tres puntos clave: La duración del acuerdo, el levantamiento de las sanciones de la ONU y el mecanismo de garantía y control.

«No puede haber acuerdo si no se encuentra una respuesta a esas cuestiones», agregó el diplomático, que pidió el anonimato, y enfatizó en que «llegado el momento, hay que decir sí o no».

Por su parte, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier, dijo que después de 18 meses de negociaciones, habían llegado al «desenlace».

Incluso antes de que ningún acuerdo se haya cerrado, sus oponentes ya han comenzado a criticarlo, preocupados por si no será suficiente para impedir que Irán se haga con la bomba atómica.

Esto incluye a la oposición republicana del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien después de tildar el acuerdo de «peligroso» el domingo volvió a la carga el lunes: «El acuerdo que se perfila en Lausana envía el mensaje de que no solamente no se castiga la agresividad, sino que además se la recompensa», afirmó Netanyahu, que criticó a las grandes potencias que «cierran los ojos» ante el apoyo aportado por Irán a las fuerzas rebeldes chiitas en Yemen.

«Los países moderados y responsables de la región, en particular Israel y otros estados, serán los primeros en sufrir las consecuencias de ese acuerdo», agregó el primer ministro.

Con todo, fuentes diplomáticas occidentales dijeron el domingo que en algunas áreas de este complicado rompecabezas se estaba cerca de alcanzar un acuerdo.

Entre éstas, el número de centrifugadoras, que Irán habría aceptado reducir de las casi 20.000 actuales (la mitad de ellas activas) a 6.000.

Además, la planta subterránea de Fordo, cerca de la ciudad santa de Qom, podría seguir funcionando bajo condiciones muy estrictas.

En cambio, Irán desmintió categóricamente que hubiera aceptado exportar todo o parte del uranio débilmente enriquecido que tiene almacenado, que asciende a unas 800 toneladas.

«No tenemos la intención de enviar el uranio enriquecido almacenado al extranjero. Pero hay otras soluciones para crear confianza», declaró el negociador Abas Araghchi.

Con todo, los negociadores iraníes se mostraron optimistas el domingo con la posibilidad de cerrar un acuerdo.

«Alcanzar un acuerdo es factible. Hemos encontrado soluciones para numerosas cuestiones. Estamos trabajando todavía en dos o tres temas», dijo Araghchi.

Los países del 5+1 están preparados para suspender sus sanciones, no eliminarlas, de una forma gradual para asegurarse de que Irán no viola el acuerdo.

La cuestión de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU es particularmente espinoso.

Araghchi dijo el domingo que tenía que haber un «borrador preciso» del levantamiento de sanciones. La duración de cualquier acuerdo (los EEUU quieren que sea de, al menos, 10 años, o incluso 15) es también motivo de disputa.

TERRA 

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