Mató a su suegra porque siempre le decía “que era un bueno para nada”

12 marzo 2015
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resized_mata-a-su-suegraEnsenada, Baja California.- Elementos de la Policía Ministerial detuvieron a un sujeto que a finales del pasado mes de febrero asesinó a golpes a su suegra de 63 años de edad. En su declaración, el homicida confesó que la privó de la vida porque siempre le decía “que era un bueno para nada”.

Fue la mañana del pasado 27 de febrero, cuando se reportó a las autoridades del hallazgo de dos cadáveres en el inmueble propiedad de la adulta fallecida, ubicado sobre la calle Moras en la colonia Ricardo Flores Magón, por lo cual los investigadores se abocaron en la búsqueda del homicida.

La Subprocuraduría General de Justicia del Estado, informó que luego de una rápida investigación, se logró dar con el paradero del presunto asesino, identificado como Mauricio Murataya Gil, de 43 años de edad, yerno de la hoy occisa, mismo que aceptó de inmediato que él la privó de la vida.

En sus primeras declaraciones, Murataya Gil dijo que dos días antes del homicidio salió del Cereso, donde estaba preso junto con su esposa, Annel Castañeda Pérez, hija de la hoy occisa, por el robo de un vehículo ocurrido en Agosto del 2014, y que se había ido a vivir a la casa de su suegra.

Relató que empezó a recordar que su suegra siempre le decía que no servía para nada, por lo que decidió golpearla en el rostro, primero con la mano, y cuando ya estuvo en el suelo tomó un barrote y le dio en tres ocasiones. La sexagenaria murió al instante, cayó a un costado de la cama y el hombre, tras confirmar que ya no tenía signos vitales, la tapó con unas cobijas y salió de la vivienda.

Mencionó que ya cuando estaba en la salida se encontró a su sobrino Edgar Iván Guevara Pérez de 19 años, a quien le confesó que acababa de matar a su suegra y que necesitaba ayuda para salir de la ciudad y le ofreció 150 pesos para que lo llevara en su vehículo, a lo cual el joven aceptó.

Indicó que cargaron gasolina y tomaron la carretera rumbo al sur, sin embargo al llegar al poblado conocido como Maneadero, tuvieron problemas con una de las llantas del carro y el joven le propuso regresarse a la casa y repararla, ya que en ese lugar tenia las herramientas que ocupaba.

Murataya Gil aceptó, así que dieron media vuelta y regresaron a la vivienda donde estaba el cuerpo de su suegra inerte. El joven cambió la llanta rápido, pero cuando estaba a punto de acabar, le pregunto al homicida confeso que porque lo había hecho, a lo que este supuso que lo delataría.

El homicida le confesó el motivo y luego le invitó un cigarro, lo hizo pasar al traspatio y en un descuido le pegó en el rostro, lo desmayo y luego, ya en el suelo, noqueado, agarró el mismo palo con el que mató a la anciana y le dio tres golpes en la cabeza, mismos que le quitaron la vida.

Después de ello lo metió a una pila de agua, donde también lo tapó y salió corriendo de la casa.

Los agentes de la Policía Ministerial desde el principio investigaron a sus familiares, y detuvieron a un sospechoso y luego se aclaró que no tenía nada que ver con el homicidio, hasta que Murataya Gil finalmente fue detenido en la colonia Bustamante y confesó su fechoría, dando lujo de detalle.

La esposa del homicida, sigue detenida en el Cereso acusada de robo de vehículos, ya que la última vez que detuvieron al hombre ella iba con él, la misma vez que la sexagenaria le dijo a su hija que ese hombre no servía para nada, motivo por el cual el hoy detenido decidió privarla de la vida.

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