La divergencia del género Homo ocurrió hace 2,8 millones de años, casi 500 mil antes de lo que habían indicado pruebas anteriores, consideró un estudio publicado hoy aquí en las revistas Nature y Science.
El hallazgo de una mandíbula parcial con cinco de sus dientes aún intactos, en Afar, Etiopía, combina rasgos primitivos del Australopithecus con otros más modernos de Homo; esas dos partes de la boca muestran cambios ocurridos solo 200 mil años después de la última aparición conocida del Australopithecus afarensis.
Un equipo internacional de geocientíficos y antropólogos en el área de investigación Ledi-Geraru, encontraron el fósil conocido como LD 350-1 en el año 2013; y utilizaron una variedad de métodos para conocer la edad de las capas de ceniza volcánica en la roca en la que fueron descubiertos.
Valiéndose de la medición de los isótopos de argón, los investigadores determinaron que la erupción que originó la muestra se produjo hace entre 2,8 y 2,75 millones de años.
Los análisis del nuevo fósil, encabezados por el profesor de la estadounidense Universidad de Nevada, Brian Villmoare, reveló unos avanzados molares finos, premolares simétricos y una mandíbula de proporciones uniformes, elementos que distinguen a las especies tempranas del linaje Homo.
Por su parte, el también autor del estudio y director del Instituto de Orígenes Humanos de la Estatal de Arizona, Estados Unidos, William H. Kimbel, comentó que se aprecian rasgos primitivos; entre ellos una barbilla inclinada que guarda mucha similitud con Lucy, un ejemplar de Australopithecus afarensis de 3,2 millones de años de antigüedad cuyos restos también fueron descubiertos en Etiopía en 1974.
El esqueleto de esta hembra, de un metro de altura, dotado de un cráneo minúsculo, comparable al de los chimpancés; muchos científicos lo toman como modelo de un avance hacia lo que denominan hominización.
