La historia del camillero atrapado por la explosión

31 enero 2015
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resized_jorge-luis-tinocoJorge Luis Tinoco Muñoz estaba a menos de una hora de terminar su turno como camillero este jueves, cuando ocurrió la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, que hasta el momento ha dejado tres muertos y 70 heridos.

Tinoco, de 26 años, está entre las personas lesionadas de gravedad y, según los médicos, su vida corre peligro porque sufre «pérdida total de piel».

El joven fue trasladado este mediodía al hospital Rubén Leñero con quemaduras en 97% del cuerpo, el ojo izquierdo perdido y una herida en una pierna causada por una varilla, según explicó su tío Jorge Alfonso Muñoz Galicia.

«Él estaba de guardia cuando sucedió lo del hospital», dijo Muñoz Galicia. «Mi sobrino está muy mal, está muy mal», agregó.

La madre del joven, Sandra Irma Muñoz, de 46 años, es trabajadora administrativa en el Rubén Leñero y se enteró del siniestro por su familia. Desde entonces, contó, ha estado «muy mal» y esperando noticias de su único hijo.

En su primer reporte tras el ingreso de Tinoco, el director del hospital, Gustavo Carbajal, dijo a medios que dada su condición grave no podía ser llevado a otro centro médico.

A 50 minutos de salir

Tinoco inició su turno como camillero a las 20:00 horas del miércoles (local) y saldría 12 horas después. La explosión de una pipa de gas que abastecía al hospital de Cuajimalpa ocurrió 50 minutos antes de que terminara de trabajar.

El joven, según sus familiares, empezó a laborar en el centro médico hace seis años, se mantenía a sí mismo y apenas había concluido sus estudios de Trabajo Social. Para llegar a Cuajimalpa, en el poniente del Distrito Federal, diariamente viajaba dos horas desde su casa en Ixtapaluca, al oriente del Estado de México.

«(Es) un muchacho muy tranquilo. Un muchacho sin vicios, muy trabajador. Siempre se iba a trabajar muy puntualmente, sin faltar a sus guardias. Y se acaba de recibir de trabajador social», dijo su tío. «Ha sido un chavo muy trabajador y muy tranquilo».

«Un chavo muy aplicado»

Apenas el pasado Día de Reyes, a principios de mes, Tinoco acudió al Hospital Pediátrico Moctezuma, disfrazado junto con otros compañeros, para «regalar sonrisas a los niños con cáncer».

La visita puede observarse en las fotografías que el joven publicó en su cuenta de Facebook, donde también escribió: «Nuevamente intentamos fomentar el amor por los niños y las tradiciones. Les mando un fuerte abrazo».

Daniel Barbosa, uno de sus amigos, contó tras llegar al Rubén Leñero que acostumbraban reunirse para jugar videojuegos en un barrio de Iztapalapa, una delegación del oriente del DF.

«Ayer fuimos a comprar unas cosas al Centro», dijo Barbosa. «Le tocaba cubrir una guardia en la noche. Nada más eso me dijo, fue lo último. Él tenía que salir a las 7 de la mañana».

De cuerpo robusto, Tinoco es seguidor del club de futbol América y sus amigos le dicen Wailord, como un personaje de las caricaturas de Pokemón (una ballena), contó Jorge Alberto Godínez, otro de sus amigos, quien detalló que su «sueño» es ser orientador educativo.

«De hecho, hace como unos 15 días estábamos viendo la convocatoria de la UNAM, estábamos checando el papeleo… Era un chavo muy aplicado, y de los amigos que sacan la cara por ti», dijo.

Hasta la tarde de este jueves, familiares y amigos seguían en el Rubén Leñero esperando noticias sobre el estado de salud del joven, una escena que se repetía en otros hospitales con los allegados de los demás heridos.

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