Lecciones de la Naturaleza

8 diciembre 2014
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Fue una larga guerra. Desgastante. Angustiosa. Gélida. Al derrumbarse el Muro de Berlín, triunfó finalmente el capitalismo como la ideología económica hegemónica del orbe. Desde entonces, de ello hace 25 años, poco se había cuestionado su eficacia como sistema. Hasta hoy.

 

La idea capitalista fue planteada por Adam Smith hace casi dos siglos y medio. A lo largo de este periodo ha sufrido cualquier cantidad de embates ideológicos. Los defensores de dicho sistema han recurrido a la economía, a la estadística, a la matemática y hasta a las ciencias naturales para avalar sus tesis.

 

Observar la Naturaleza nos debería dar una idea clara de lo que son los comportamientos saludables y sustentables. Nos decían los promotores del capitalismo a ultranza que la competencia encarnizada y despiadada por la sobrevivencia en el reino animal es el éxito del equilibrio sustentable en los diversos ecosistemas del planeta.

 

De la misma forma como la Ley de Oferta y Demanda garantiza la mejor asignación posible de los recursos en las sociedades, la ley de la selva hace lo propio en la Naturaleza: el resultado eficiente se obtiene cuando los animales y las plantas actúan en beneficio propio.

 

Seguramente también John Nash observó la Naturaleza al proponer esquemas colaborativos para cuestionar el individualismo de Smith: desde la cacería de una jauría de lobos, hasta el vuelo en “V” de una parvada de patos, pasando por la estrategia defensiva de un cardumen de sardinas o la laboriosidad incansable de una comunidad de hormigas.

 

Thomas Piketty, economista francés, abre nuevamente un debate sobre la viabilidad del sistema de libre mercado en su libro “El Capital en el Siglo XXI”. Su crítica se basa principalmente en la acumulación desmedida de riqueza que genera el capitalismo para algunos agentes económicos, en detrimento de otros.

 

Un rápido vistazo a la Naturaleza sustenta su tesis: el león únicamente caza al antílope que devorará, y no mata a todos los que están a su alcance. De esta forma, propicia un equilibrio responsable que le seguirá brindando alimento durante toda su vida.

 

El modelo de libre mercado, vigente en la mayoría de las economías (en algunas con mayor acentuación, en otras con menor realce), ha generado riqueza en términos generales. Una familia de clase media vive mucho mejor en la actualidad que una de clase alta de hace un par de siglos. El problema es la distribución de ese ingreso y los efectos que genera. 

 

Debemos ser muy cuidadosos al abordar el debate en puerta. El sistema capitalista es de estímulos, y en su ausencia las consecuencias pueden ser desastrosas. Ya lo hemos visto en ocasiones pretéritas. 

 

Desde la aparición del hombre sobre la Tierra, mucho hemos aprendido del comportamiento animal. La experiencia de un largo y valioso proceso evolutivo puesta a nuestro servicio.

 

Probablemente nos haga falta voltear los ojos hacia la Naturaleza una vez más, pero con mayor detenimiento y minuciosidad. Quizá ahí esté la respuesta.

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