DOMINGO DE LEYENDA: LA VENTADA DEL MUERTO (MORELIA,MICHOACÁN).

28 junio 2020
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En el Convento del Carmen, en tiempos cuando Morelia aún se llamaba Valladolid, había un monje cumplido, devoto y totalmente entregado a Dios: Jacinto del Ángel.

Desafortunadamente para sus compañeros, de ángel sólo tenía el nombre, pues era un bromista incansable. Llamaba a misa sorpresivamente, ponía apodos a los frailes, cambiaba las partituras del organista… su creatividad parecía no tener fin.

Las autoridades eclesiásticas intentaron de todo: reprimendas, amonestaciones, castigos corporales e incluso reclusión, pero nada parecía quitarle el ímpetu por divertirse a costa de otros; a pesar de esto, su gran fe le permitió permanecer en la orden.

Un día, fray Elías de Santa Teresa sucumbió ante una terrible enfermedad que nadie pudo curar, muriendo un 24 de diciembre. Las fiestas fueron celebradas normalmente y cuando todos se retiraron los frailes regresaron a velar al fallecido.

Rezaron y le dieron los buenos sacramentos para después retirarse a dormir, dejando de guardias a fray Juan de la Cruz y, para su mala suerte, a fray Jacinto.

Para compensar por el arduo trabajo del día y mantener vigilia nocturna se les dio permiso de beber chocolate caliente, el cual fray Juan fue a preparar, tiempo que fray Jacinto aprovechó para sacar al muerto de su caja, sentarlo en una silla y ocupar su lugar.

Al volver de la cocina fray Juan tomó asiento y extendió la taza a quien creía era el bromista, unos momentos después se dio cuenta de que en realidad era el cadáver quien le acompañaba. Gritó despavorido y salió corriendo, Jacinto, riendo a carcajadas, saltó de la caja y comenzó a seguir a su compañero.

Fue entonces que ocurrió lo impensable, el muerto se levantó de su silla y corrió tras ellos…

Jacinto y Juan corrieron por los pasillos hasta que una ventana les cerró el paso, dejándoles ninguna otra opción más que brincar por ella. El muerto alcanzó a rasgarles las ropas y a apagar una vela en el cuello de fray Jacinto, dejando una cicatriz que lo detuvo de hacer bromas por el resto de su vida.

A la mañana siguiente, los frailes encontraron al supuesto cadáver, ahora sí totalmente muerto, sobre el pretil de una ventana con un candelabro en la mano.

Dicen que aún se puede ver a fray Elías realizar caminatas nocturnas por lo que ahora es la Casa de la Cultura.

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