“El violador eres tú”, el himno que Chile exporta al mundo

8 diciembre 2019
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Fue en medio de los 42 cerros que componen el puerto chileno de Valparaíso –ese «recodo del mundo”, como lo llamó Neruda– donde nació el himno contra la violencia sexual hacia las mujeres que estos días corean miles de ciudadanas de todo el mundo con los ojos vendados y repitiendo ciertos movimientos. De Chile a Líbano. De México a España. De Estados Unidos a Turquía. De Brasil a India, donde el sábado clamaban contra varias violaciones. La performance del colectivo feminista Lastesis, compuesto por cuatro chilenas de 31 años, no se limitó a dar un nuevo aire de sentido cívico a las manifestaciones ciudadanas que explotaron en Chile el 18 de octubre pasado, en demanda por mejoras en los servicios básicos como las pensiones, la salud y la educación. Un violador en tu camino —como se bautiza la instalación artística— traspasó las fronteras en un grito conjunto de mujeres de todas las edades contra “el patriarcado” y “los machos violadores”.

“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía. El violador eras tú. El violador eres tú. Son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente”, señala la letra creada por Daffne Valdés y Sibila Sotomayor —ambas del mundo del teatro—, Paula Cometa —diseñadora y profesora de historia— y Lea Cáceres —diseñadora de vestuario—. Se declaran “positivamente abrumadas” por el fenómeno y los cientos de correos electrónicos que han recibido de todo el planeta y que esperan contestar uno a uno. Reúnen los vídeos, las fotografías y las noticias que les llegan desde diferentes latitudes para un trabajo futuro. Les emociona que, a propósito de Un violador en tu camino, muchas víctimas de violencia sexual se hayan atrevido por primera vez a contar su experiencia de abuso. Como la chilena que relató en Twitter: “Y la culpa no era mía (era mi abuelo). Ni cómo andaba (uniforme escolar). Ni cómo dormía (ocho años, esperando que llegara mi mamá). Me costó 40 años escribirlo. Es lo más descarnado que he confesado”.

“Resulta sanador decirlo y no sentirse la única: nos damos cuenta de que no estamos solas”, reflexionan Lastesis que piden no ser individualizadas al citarlas, aunque en la conversación participan tres de las cuatro integrantes: todo lo que digan representa a su colectivo. Tampoco fotografías si no está el equipo completo. Sobre la expansión mundial del himno, agregan: “Nos llena de orgullo darnos cuenta de cómo podemos organizarnos rápidamente entre las mujeres y las disidencias. Lastesis fuimos el punto de partida, quizás la excusa, de grandes ganas contenidas”. Pero creen que, al mismo tiempo, existe algo universal “y devastador” que explica que miles de ciudadanas que no se conocen se hayan plegado a Un violador en tu camino: “La opresión hacia nuestros cuerpos es un lenguaje genérico” que trasciende las nacionalidades y culturas.

Lastesis se fundó hace un año y medio y está compuesto por estas cuatro mujeres “nacidas y criadas” en Valparaíso, que se conocieron en colegios, universidades, a través de amigos o, simplemente, “en los cerros”. Tienen sus respectivas actividades laborales, como independientes o docentes, y por su trabajo en el colectivo no ganan “ni un peso”, como han explicado en Instagram: “Es puramente autogestión y convicción”. Trabajan con tesis o teorías feministas —por eso el nombre LASTESIS, que ellas escriben así, en mayúsculas— que llevan a la práctica a través de actuaciones y recursos sonoros, textiles y visuales. Su primera puesta en escena estuvo basada en la obra Calibán y la bruja, de la italiana Silvia Federici.

La intervención que ha dado la vuelta al mundo y que se replica en diferentes lugares simbólicos de las ciudades forma parte de su segunda investigación, cuyo estreno en octubre fue suspendido por las protestas. Trata sobre la violación y se basa en el trabajo de la activista argentina Rita Segato, en una mirada crítica hacia la forma en que los medios de comunicación abordan la violencia sexual contra las mujeres y en cifras escalofriantes: en Chile, los datos oficiales indican que solo en 2018 hubo 15.533 casos de violación u otros delitos sexuales, es decir, cerca de 42 casos diarios y aproximadamente dos cada hora, según la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres, que denuncia “impunidad” por la baja cantidad de condenas. Las estimaciones indican, sin embargo, que por cada delito reportado, entre tres y 10 nunca llegan a conocimiento de las autoridades.

“La culpa, la pena, la humillación y la vergüenza moral deben sentirla los abusadores y no las mujeres cuyos cuerpos han sido violentados. Es lo realmente importante que se está generando”, indican Lastesis, ciudadanas de un país como Chile que en 2017 promulgó una ley de interrupción del embarazo en tres supuestos —peligro de vida de la madre, inviabilidad fetal y violación— y que todavía enfrenta complejas barreras para su puesta en marcha, como que el 51% de médicos obstetras del sistema público se declaran objetores de conciencia en la causal violación.

En medio de las protestas que estallaron el 18 de octubre, que ha puesto contra las cuerdas a la institucionalidad en Chile, Lastesis fueron convocadas a realizar intervenciones callejeras en Valparaíso para llevar el arte fuera de las salas. “Es evidente que el sistema de vida neoliberal se agotó y lo sorprendente es que ahora somos miles quienes damos cuenta de un modelo humillante, abusador y opresor que destruyó lo público”, reflexionan las integrantes del colectivo. Lastesis señalan que las demandas son trasversales: “Dignidad, la justicia social y mayor igualdad” en todos los frentes. “No somos partidarias como colectivo de ningún color político”, aclaran. Y hacen un llamamiento a los dirigentes que han manifestado en los últimos días estar tan de acuerdo con su discurso: “Ahora es su momento de pasar a la acción y ser consecuentes”.

Relatan que ajustaron a las nuevas circunstancias parte de la letra y los movimientos que la acompañan y que incluye una contagiosa base electrónica. Los ojos vendados simbolizan a los heridos oculares por los perdigones antidisturbios: el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) reporta 352 casos y el Ministerio de Salud indica que, de los heridos, 16 perdieron la visión total en un ojo, otros 34 podrían perderla total o parcialmente de acuerdo a su evolución, lo que se suma a otros dos casos de ceguera total.

Un violador en tu camino interpela al Estado —los jueces, el presidente—, pero está “dedicada especialmente” a carabineros, denunciados en el marco de las protestas por el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes y transeúntes y graves abusos durante la detención, según informó Human Right Watch (HRW). Las sentadillas de la intervención artística de Lastesis se refieren a una práctica reportada por el organismo humanitario: la obligación de practicarlas sin ropa —lo que está prohibido desde comienzos de 2019—, lo que afecta sobre todo a las detenidas niñas y mujeres. El INDH ha presentado 192 acciones judiciales ante tribunales por violencia sexual.

En medio de manifestaciones sociales en todo Chile donde se han registrado en paralelo inéditos niveles de violencia y destrucción —Valparaíso ha sido una de las llamadas zonas cero—, a Lastesis se les ha aplaudido por su protesta pacífica. Pero las mujeres analizan: “Nuestro contenido es violento. No terminamos incendiando nada, pero nuestro discurso es incendiario y lo considera de esa forma la misma policía que en Santiago nos lanzó dos bombas lacrimógenas en la cara”. Su himno ha sido aplaudido por dirigentes de talla mundial, como la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez. Pero con su emplazamiento también han incomodado a ciertos grupos: “A las personas que nos desean entras otras cosas la violación y la muerte, les queremos decir que no les tenemos miedo. Ahora somos miles”, contestan las chilenas.

Lo mostraron el miércoles, en las puertas del Estadio Nacional de la capital chilena —un centro de detención en dictadura— cuando al menos unas 10.000 de sus compatriotas se reunieron para vociferar juntas un himno que con las horas se hace global.

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