DOMINGO DE LEYENDAS. LAS CUEVAS

23 junio 2019
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El espíritu de los pueblos se forman por sus costumbres y por el medio en que ellos viven, y se trasmite de generación en generación, con las leyendas, los cuentos, las historias y los recuerdos personales que forman a veces, el sabroso tema de conversación de los ancianos.

 en una de esas delicadas pláticas de sucesos de antaño se escucho el siguiente relato: «Desde antes, mucho antes de que todos los que están  aquí nacieron, se ha venido festejando año tras año en el mes de agosto la función religiosa de «Las Cuevas», dedicada a la Santa Cruz, como propicia devoción para traer bonanza en las cosechas y ventura y paz a los hogares. En esa fiesta, como en todas las de su clase, nunca han faltado las danzas de matlachines, los puestos de fritangas y las frutas regionales, los tendidos de cañas y «ruidos de uña», (cacahuates), las tinajas de atole blanco y champurrado, los carcamanes, las irinolas, las loterías de baratijas en fin toda una romerias.

Las Cuevas están situadas aproximadamente a dos kilómetros del centro de Saltillo hacia el Sureste en la prolongación de la calle las Maravillas, después Netzahualcoyotl y ahora Obregón.

Pues bien como la mayoría ha de sabes, esta festividad ya no se celebra sin embargo  aquí esta la historia de lo que sucedió en una de esas celebraciones:

«Como era costumbre, los preparativos para la festividad se empezaron ha hacer desde las primeras horas de la mañana. Las familias se reunían para formar los famosos días de campo en guayines de alquiler o vehículos particulares. Cada familia cargaba con su canasta llenas de provisiones, algunas mantas y almohadones para sentarse y descansar bajo las sombras de los árboles de las huertas cercanas o en los barrancos del arroyo que esta a pocos metros del lugar de la función.»

aquélla vez la fiesta se vio un poco desanimada  debido a que después del medio día , se empezaron a formar nubarrones que al fin se desataron en una fuerte tormenta, obligando a los vendedores a recoger sus puestos y guarecerse en las humildes casuchas del rumbo.

Muchos se quedaron afuera, recibiendo el chaparrón, ya debajo de los guayines o a campo raso,.

Los truenos y los rayos, deslumbrantes y ensordecedores formaban un ambiente de tragedia pues se sucedían con pequeños intervalos.

Ya cerca de oscurecer, aminoró la lluvia y la mayoría de los asistentes a la función, se acercaron al arroyo. De pronto se escuchó un grito unánime de la multitud. Acababan de ver un enorme árbol en la impetuosas aguas y aferrada a sus ramas y con un niño amarrado a sus espaldas con un rebozo estaba una pobre mujer ya sin fuerzas .

Aquel doloroso cuadro conmovió hondamente a Don Tiburció, quien subió rápidamente a su caballo y salió vertiginosamente hacia el camino de la Fundición hasta el callejón del «chivo» recién construido del ferrocarril Coahuila  y Zacatecas, arrojó la reta lazó el árbol  en que iba la infeliz mujer, logrando detenerlo.

Aquel acto heórico de Don Tiburcio  se extendió por la población y los alrededores sucintando admiración y alabanzas, y más cando se supo que la mujer salvada era la esposa de Santos Martínez, hermano de Don Tiburció y quiso la Providencia  que su cuñado la salvara para unir nuevamente a aquellos hermanos, que por viejas rencillas hacia ya tiempo que ni siquiera se saludaba.

Y como dato curioso de esta verídica narración, que mucha gente ya grande ha de conocer en Saltillo, terminaré diciéndoles que aquella misma noche se encontro en un lugar cercano a «Las Cuevas» varías cajas de duraznos, y dijo celebrando el hallazgo»

Por eso es bueno que llueva, para cosechar duraznos y conducirnos en asnos a la función de las Cuevas».

Historia de Froylan Mier Narro. Leyendas de Saltillo

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