Rumbo al fracaso programa de Jóvenes trabajando por México

31 mayo 2019
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Si bien el programa dirigido a los llamados Ninis pudiera tener buenas intenciones la realidad es que su esquema lo llevara al fracaso. Primero va dirigido a gente que en su gran mayoría no quiere trabajar, recordemos que en nuestro país el problema es que los empleos están mal remunerados pero ello no significa la carencia de oferta laboral, en segundo los sistemas de control, monitoreo y evaluación prácticamente son inexistentes, no se puede medir la eficacia como tampoco los resultados y de ahí que todo resulte solo en un programa paternalista donde se regala dinero público.

En los primeros meses de su aplicación ya es notorio el fracaso, existen lugares donde de 90 jóvenes que se enlistaron para el programa ya más del 40% ha renunciado, las excusas son diversas, desde argumentar que no les acomoda el horario, que no quieren trabajar 8 horas o hasta decir que no aprenden nada y que les exigen mucho.

Al final mientras  las autoridades buscan reemplazar las bajas todo se convierte en un círculo vicioso donde los costos de operación terminaran superando lo que se entrega en beneficios, los negocios o empresas que participan lo único que encuentran es pérdida de tiempo, estar destinando personal para enseñar a quien antes de aprender renuncia no resulta costeable, ni otorga la seguridad de que las encomiendas encargadas se realizan de manera continua.

Por otra parte también el Gobierno federal podría estar a punto de que les estalle otro problema derivado de sus programas sociales, según datos PROSPERA apoyaba seis y medio millones de familias, algo así como 25 millones de personas beneficiadas directa o indirectamente, hoy el Gobierno de la cuarta transformación lo dividió en segmentos, cambiando nombres e intentando poner el sello propio, ante la falta de organización estos nuevos programas aun no funcionan adecuadamente, ni están siendo entregados de forma completa, es decir millones de personas en condición de pobreza se encuentra en el limbo y de alguna manera han dejado de recibir apoyos o beneficios, en otros casos los montos que hoy reciben son muy inferiores a lo que antes les era entregado., El problema no repara solo en eso, el detalle más peligros son las cuestiones legales, ningún beneficiario puede ser dado de baja de programa alguno si previamente no se le garantiza su derecho de audiencia, este beneficio está protegido por la CNDH, si alguien se da a la tarea de organizar a todas las personas a quienes les han sido retirados los apoyos o les han disminuido el Gobierno federal difícilmente tendrá capacidad para atender las cuestiones legales y mucho menos dinero para resarcir a los afectados.

En el presupuesto para el 2019 existe una asignación de recursos para el Programa “Prospera” en un actuar motivado por cuestiones políticas y de arrebato el gobierno federal  lo desarma  y divide a conveniencia para financiar los proyectos propios, ello evidentemente genera que las reglas de operación que vigilaban, evaluaban y daban seguimiento queden en ineficacia, hoy el dinero que se destino a prospera se entrega sin ton ni son, no se puede vigilar, no existe una forma de evaluar, verificar resultados ni prevenir desvíos en camino de proceso.

Hoy lo único que evita el enojo generalizado o un problema social lo es la expectativa de recibir lo mismo o incluso más que antes, si los reclamos no se han generalizado es gracias a que se ha sabido mantener en el engaño o la esperanza, en poco tiempo las promesas podrían ya no ser suficientes, mientras no se de seriedad a la aplicación, vigilancia, certeza y verdadero sentido a los programas ellos podrían seguir la ruta del fracaso.

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