La pascualita.

3 octubre 2018
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La Pascualita llegó a la calle Libertad en Chihuahua. La primera apunta que la dueña la adquirió en Francia, cautivada por la belleza, mientras que otros señalan la consiguió en la tienda «El Puerto de Liverpool» mientras compraba telas, azahares, ramas y todo lo necesario para los vestidos de novia, cuando se percató de la misteriosa mirada de un maniquí en la tienda. Intrigada y con miras a decorar el aparador de la tienda, la dueña quiso comprar el maniquí, y ante la extraña petición, los dependientes se negaron. Fuera de sí, con mucha insistencia y como si su vida dependiera de ello, la dueña amenazó con dejarlo todo y no comprar nada, y para evitar la pérdida de un cliente frecuente, accedieron.

Sin embargo, La Popular se llenó de misterio a partir de la década de los 60, pues el maniquí fue objeto de múltiples rumores. Se decía que la novia que coronaba los mejores diseños de la tienda, estaba viva y era capaz de moverse en la noche cuando la tienda estaba cerrada. Otros afirmaban haber visto cómo el maniquí les sonreía cuando pasaban por la calle. La leyenda se convirtió en mito cuando la dueña de la tienda, la Pascualita original, murió en 1967. Quien pasaba por el aparador afirmaba que sentía cómo el maniquí les seguía con la mirada, o que por unos segundos se le podían ver pequeñas venas rojas en los ojos. Los amantes de las leyendas de la ciudad incluso recuerdan casos de empleadas que renunciaron porque la vieron llorar y moverse, se negaban a vestirla con la última colección porque le aparecían venas verdosas en las piernas que luego desaparecían o se resistían a bañarla con champú como lo exigía su guía de cuidados.

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