Con frecuencia encontramos que la gran mayoría de los escritores en algún momento de su carrera se dejan seducir por la magia navideña y si no dedican una obra completa, cuando menos un cuentecillo o algún poema dejan por ahí.
Están los clásicos que año con año volvemos a leer con el mismo gusto dulzón con el que los disfrutamos en la niñez: “El cascanueces” de Ernest Hoffman y “Cuento de navidad” de Charles Dickens. Durante el siglo pasado encontramos a Dylan Thomas con “La Conversación de Navidad” y al propio J.R.R. Tolkien con una serie de cartas ilustradas que año con año dibujaba y escribía a sus propios hijos, contándoles sobre las actividades de Papa Noel a través de historias de duendes, osos polares y elfos. En los poetas encontramos a César Vallejo con “Nochebuena”, Gabriela Mistral con “El Establo”, o “Los Tres Reyes Magos” de Rubén Darío. De autores mexicanos hablando, destaca la muy famosa “Navidad en las Montañas” de Ignacio Manuel Altamirano o “Los Poemas para Navidad” de Octavio Paz.
Un libro muy recomendable, “El último árbol – Cuentos de Navidad”, una compilación de la escritora argentina radicada en México, Mónica Maristain. Veinte geniales cuentos escritos por autores iberoamericanos entre los que destacan: Alejandro Paez Varela, Santiago Gamboa, Álvaro Enrique, Pedro Ángel Palou, Ana Clavel, José Ovejero y Claudia Guillén.
Ojalá que la lectura, los libros y sus reflexiones, puedan volverse un excelente catalizador de unión tanto en familia o con los amigos para hacer distinta esta fiesta a las demás. Con frecuencia los momentos más felices y más recordados con agrado y nostalgia en nuestra vida suelen proceder de las acciones más sencillas y la lectura es una de ellas. Apague la televisión, no hay nada más deprimente y convencional que estar escuchando de fondo los programas televisivos para llenar huecos de silencio mientras se comparte la cena navideña. Ponga música, relate historias y anécdotas. Que sus hijos, padres o hermanos, recuerden esta navidad como aquella en la que compartimos con ellos una lectura y una reflexión al abrigo del hogar y con las chimeneas encendidas de nuestros corazones.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.
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