Argentina detecta llamadas de emergencia del submarino perdido en el Atlántico

19 noviembre 2017
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Se ha abierto una ventana de esperanza en labúsqueda de los 44 tripulantes perdidos a bordo de un submarino argentino en el Atlántico después de que el Ministerio de Defensa haya detectado siete llamadas satelitales que se presumen provienen de la nave. Las comunicaciones «no llegaron a enlazar con las bases y se trabaja para establecer la ubicación precisa del emisor», según informó el Gobierno del país latinoamericano. Los intentos fallidos se realizaron entre las 11:00 y las 15:00 de este sábado y duraron entre cuatro y 36 segundos. Esto «indicaría que la tripulación intenta restablecer contacto», señaló Defensa.

 

El Ejecutivo de Argentina trabaja ahora con una empresa estadounidense especializada en comunicación satelital para cruzar los datos que permitan determinar la ubicación de las señales y, eventualmente, proceder al rescate de los tripulantes. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, no ocultó su entusiasmo en un mensaje desde su cuenta en Twitter: «Estamos trabajando arduamente para localizarlo y transmitimos la esperanza a las familias de los 44 tripulant

La búsqueda del submarino es una causa nacional. La principal hipótesis de la Armada es que la nave tuvo un problema eléctrico y por eso perdió su capacidad de comunicación. Ha descartado, por el momento, un incendio a bordo, y confía en que el ARA San Juan está aún en movimiento, navegando hacia su puerto de arribo, tal como establece el protocolo para estos casos. Las llamadas satélitales avalarían esa hipótesis. «No hay ningún indicio grave que se tenga del submarino, simplemente se dejó de tener comunicaciones», dijo el portavoz de la Armada argentina, Enrique Balbi. Cuando emitió su última coordenada, la nave realizaba trabajos de control de pesca ilegal a unos 400 kilómetros de la costa, a la altura del Golfo San Jorge, entre Puerto Deseado y Comodoro Rivadavia, en la Patagonia argentina.

Recibimos siete señales de llamadas satélitales que provendrían del submarino San Juan. Estamos trabajando arduamente para localizarlo y transmitimos la esperanza a
las familias de los 44 tripulantes es: que en breve puedan tenerlos en sus hogares.

La Armada ha peinado ya por aire el 80% de la zona donde podría estar la nave, por ahora sin resultados. Contó para ello con dos corbetas, un destructor, un avión Tracker y un B-200 de vigilancia. Aceptó además la ayuda ofrecida por Estados Unidos, Reino Unido, Chile, Brasil y Uruguay. El gobierno de Donald Trump envió desde El Salvador un avión marítimo P-84 Poseidón, preparado para «respaldar una amplia gama de misiones en grandes masas de agua, incluidas las operaciones de búsqueda y rescate por debajo de la superficie», según anunció en un comunicado firmado por el Comando Sur.

La necesidad ha puesto incluso en un paréntesis las diferencias diplomáticas entre Argentina y Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas: Londres envió a la zona de búsqueda un Hércules con base en el archipiélago. En un comunicado, la Armada Real británica anunció, además, el envío a la zona del rompehielos HMS Protector, basado en las islas Georgias del Sur. «Estamos yendo lo más rápido posible al área de búsqueda», dijo su capitán, Angus Essenhigh.

Larga espera en Mar del Plata

Las redes sociales se convirtieron en escenario de largas cadenas de oración por los 44 marinos. Incluso el Papa Francisco pidió por sus compatriotas. A través del obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, el Sumo Pontífice expresó «su ferviente oración» y le pidió que «haga llegar a sus familiares y a las autoridades militares y civiles de ese país su cercanía en estos difíciles momentos».

El puerto de Mar del Plata, en Buenos Aires, donde debía llegar el ARA San Juan, se ha convertido en lugar de peregrinación de decenas de personas que buscan información, rezan y se contienen entre ellas. Como Marcela Moyano, esposa de Hernán Rodríguez, jefe de máquinas del submarino. Es angustiante, una mezcla de sentimientos terrible, a pesar que todas las familias sabemos que los tripulantes tienen mucho conocimiento. Yo quiero a mi esposo acá”, dijo Moyano a la prensa. Alfredo, padre de Franco Espinoza, otro miembro de la tripulación, contó que se enteró de los problemas en el buque “escuchando la radio”. “Nunca vivimos una incertidumbre igual. Yo había hablado con mi hijo antes de que hiciera el viaje y no me hizo ningún comentario sobre desperfectos o cosa rara con la nave”.

El ARA San Juan es uno de los tres submarinos que tiene la Armada argentina. Fabricado en 1985 en Alemania, tiene propulsión diésel eléctrica convencional y lleva a bordo 960 baterías. Entre 2007 y 2014, el Gobierno de Cristina Kirchner lo restauró para extender su vida útil otros 30 años.

Información de: El País

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