La muerte de Otto Warmbier pone en cuestión a las agencias de viaje

23 junio 2017
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El pasado jueves, el padre de Otto Warmbier, el universitario estadounidense que murió este lunes tras ser repatriado en coma de una carcel norcoreana, denunció que su hijo había sido engañado para que visitara el hermético país comunista. Las autoridades norcoreanas, por su parte, has desmentido hoy las implicaciones de tortura que se están lanzando, afirmando que Otto Warmbier no fue maltratado por ellos.

«Los norcoreanos atraen a los estadounidenses para que viajen a su país con agencias que organizan tours desde China, que publican en internet anuncios engañosos proclamando que ningún americano ha sido detenido en esos viajes y que es un lugar seguro», declaró ante los medios un enfadado Fred Warmbier.

Su vástago, Otto, de 22 años, había terminado su periplo de cinco días por el país asiático cuando, al ir a embarcar rumbo a China, fue detenido en el aeropuerto de Pyongyang a principios de enero de 2016. Tras ser acusado de intentar robar un cartel de propaganda del hotel, fue condenado a 15 años de trabajos forzados culpable de «actos hostiles contra el Estado». La semana pasada fue liberado en coma, un estado en el que, según los norcoreanos, cayó hace 15 meses. Ya en Ohio, falleció el lunes a causa de unos daños neurológicos cuyas causas se desconocen todavía.

Su trágico final y las palabras de su padre han puesto bajo el punto de mira a las agencias encargadas de llevar turistas al Reino Ermitaño -muchas de ellas con base en China- y ha originado un aumento de las peticiones de nuevas restricciones para viajar a un país que en la actualidad mantiene a otros tres ciudadanos norteamericanos encerrados.

Tras ser atacada, la empresa que organizó el viaje de Warmbier, Young Pioneer Tours, negó las acusaciones vertida sobre ella. «Hemos proporcionado visitas seguras a más de 8.000 turistas a Corea del Norte en los últimos 10 años», se defendió públicamente el director de la firma, Troy Collings. «La afirmación de que intentamos atraer a jóvenes estadounidenses como carne de cañón para los coreanos no es cierta. El hecho de que sólo hemos tenido un arrestado en nuestra historia no debe ser desestimado».

Sin embargo, tras conocer que su ex cliente había fallecido, esta firma con base en la ciudad china de Xian anunció un cambio en su política de trabajo. «Ahora, la evaluación del riesgo para que los estadounidenses visiten Corea del Norte se ha vuelto demasiado alta. Considerados estos hechos y el trágico resultado, no organizaremos más viajes para ciudadanos estadounidenses a Corea del Norte», dice el comunicado colgado en su página web. Otras compañías como Koryo Tours o Uri Tours, ambas en el negocio desde los años 90, también han declarado que van a revisar sus políticas sobre si permiten o no a ciudadanos estadounidenses el integrarse en sus viajes.

Ahora, muchos en este sector se preguntan cuánto va a afectar la muerte de Warmbier al negocio, que en los últimos años ha crecido pese a la situación política. Según explicó Rubio Chen, cofundador y director de la empresa de viajes hongkonesa Glo Travel, a El Mundo, «este ha sido un año inusual, con muchos eventos en el país pero con grandes problemas, como los ensayos de misiles o las declaraciones de una posible guerra con EEUU. Creo que la muerte de este joven traerá consecuencias».

Al igual que el resto de actividades económicas, el turismo en Corea del Norte está estrechamente controlado por el gobierno, que obtiene gracias a él unos recursos nada desdeñables dado el aislamiento al que está sometido. En 2012, China declaró que más de 237.000 de sus ciudadanos visitaron el país vecino, mientras que, cada año, entre 4.000 y 5.000 occidentales viajan al país atraídos por una experiencia única, un 20% de los cuales son de Estados Unidos.

En las webs de estas agencias -algunas de las cuales también ofertan viajes a Afganistán, Yemen o Eritrea- promocionan este destino como una «gran experiencia» en uno de los lugares «más fascinantes del planeta» y que será recordada para siempre. Además de conocer la capital, la zona fronteriza con Corea del Sur y otros lugares emblemáticos, en los últimos años han surgido propuestas novedosas que invitan a participar en el maratón anual que se celebra en Pyongyang o en su fiesta de la cerveza, por ahora con bastante éxito.

«Es un destino muy seguro para el turista en el sentido de que apenas hay crímenes o ataques terroristas», contó Chen, algo que repiten en sus folletos el resto de agencias. «Siempre que te ajustes a las normas, hagas caso a los guías y no toques temas políticos ni faltes al respeto a su dirigentes, no hay ningún problema. De los 1.000 que hemos llevado nosotros, no ha habido ni un solo incidente».

Si el Departamento de Estado de EEUU desaconseja encarecidamente visitar el Reino Ermitaño a sus ciudadanos, otros como Anthony Ruggieron, miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias en Washington, señalan que su país debería prohibir estos viajes a sus nacionales y sancionar a las empresas que promuevan Corea del Norte como un destino seguro. «Esencialmente, este país está secuestrando a estadounidenses, deteniéndolos sin motivos reales», aseguró al respecto.

Sin embargo, otros consideran que es importante preservar la libertad de movimiento y que este turismo fomenta la comprensión mutua y sirve para humanizar a la otra parte, lo que podría ayudar a mejorar las tensas relaciones que existen entre EEUU y Corea del Norte. «Estos viajes son una gran experiencia tanto para los extranjeros como para los locales, que son capaces de interactuar con seres de otros lugares y tener una nueva perspectiva del supuesto ‘enemigo'», subrayó Chen. «Es algo que enriquece a todo el mundo».

 

Información de: El Mundo

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