Algo que vale la pena contar ALBERTO BOARDMAN

2 junio 2017
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Se llegó la hora de votar el próximo domingo, y seguramente muchos ciudadanos dirán ¿para qué?, si como bien planteó Ambroce Bierce: «El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que otros eligieron», bueno, ciertamente no se puede tener todo en la vida.

     Nuestro país nunca ha logrado vencer el temerario fantasma del abstencionismo. Más aún cuando se trata de elecciones locales, en las cuales aumenta el porcentaje de quienes deciden no votar. Bien argumentaba Adrián Rodríguez «Farolito» a mediados del siglo pasado aquí en Saltillo, cuando postuló su candidatura por un partido fundado por el mismo y al que denominó «Frente único de ciudadanos no votantes», que de manera legítima él había ganado las elecciones porque representaba a todos aquellos que no habían votado y que por supuesto, eran mayoría. Tan fuera de base, no estaba.

     El voto es un derecho relativamente reciente no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial. Sobre todo cuando consideramos el «sufragio universal», es decir, cuando no se discrimina a nadie (salvo muy especiales excepciones). En México apenas se dio de manera total en 1953, ya que en 1947 sólo estaba considerado a nivel municipal. Nueva Zelanda fue el primer país en el mundo en otorgar el sufragio universal pleno por ahí de 1893 y así durante el siglo pasado continuarían  otros países: Noruega 1913, Rusia 1917, Alemania 1919, Reino Unido 1928, España 1933, Francia 1944, Japón 1945, Italia 1945 y Estados Unidos hasta 1965, por citar algunos.

     Será entonces que siendo un derecho tan joven, ¿aún no ha logrado permear en la conciencia ciudadana para ser ejercido? O bien, ¿es quizá la apatía un referente inmediato al pulso de la sociedad, harta de las mentiras de siempre? Seguramente nunca estaremos satisfechos ni de propuestas, ni de partidos. Pero para reclamar lo ofrecido por un ganador, cuando menos debemos incluir en nuestra consciencia haber participado emitiendo un sufragio.

     Vaya a votar, véalo con filosofía: Ante esa interminable lista de candidatos, bendita democracia, podrá resultar elegido sólo uno y los demás a su casa. Ya es ventaja ¿o no?

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.                                     Contacto: [email protected]  –  Twitter: @AlBoardman

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