EN COAHUILA IMPORTA LA ESTRUCTURA Y LOS INDECISOS, NO LAS ENCUESTAS RUBÉN OLVERA MARINES

2 junio 2017
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Si vas a apostar a favor de algún candidato en la próxima elección de Coahuila, te recomiendo no confiar en las encuestas. Cuida tu dinero. Toma en cuenta otros factores que, a diferencia de los contradictorios sondeos, se materializarán en una realidad electoral que desenmascarará a algunas casas encuestadoras.

El 4 de junio no sólo conoceremos al ganador de la contienda, también sabremos cuáles encuestas intentaban maquillar la realidad política que vive el estado. Porque al menos durante la última semana de campaña, la guerra de encuestas retumbó fuerte, como intentando confundir al electorado. Reforma, Hora Cero, Excélsior y Massive Call Center, con mayor o menor porcentaje, le otorgaban el triunfo a Guillermo Anaya. En tanto que El Financiero y El Universal hacían lo propio con Miguel Riquelme. Vanguardia y El Horizonte fueron cautos y señalaron un empate. Algunas de las encuestas vendieron una ilusión de triunfo, que lamentablemente algunos partidos y medios de comunicación compraron.

Pronto terminará esta ficticia luna de miel; en unos días sabremos cuáles encuestas actuaron por “intereses” o, más sutilmente, cuáles “fallaron” en su  metodología.

En tanto, y con el único propósito de rescatar algo de sensatez del conjunto de ejercicios, vale la pena resaltar el común denominador que, independientemente de quien las encabece, las torna discretamente útiles para el análisis.

Primero. A decir de los sondeos, la contienda se afianzó a dos candidatos: Guillermo Anaya por el PAN y Miguel Riquelme por el PRI. En todo caso, un triunfo del independiente Javier Guerrero o del morenista Armando Guadiana, resultaría en una verdadera catástrofe para todas las encuestas citadas que los colocan lejos de los punteros.

Segundo. Las encuestas también muestran, incluso las de El Universal y El Financiero, un PRI a la baja. Las últimas semanas, a partir de la publicación de los presuntos movimientos financieros de la familia Moreira, las encuestas se pusieron de acuerdo en castigar a los tricolores. Si bien la caída no fue tan pronunciada como para sacarlos de la pelea, sí activó las luces amarillas en el cuarto de máquinas del PRI y de Palacio de Gobierno.

Tercero. En un escenario altamente competido, los indecisos se convierten en una fuerza electoral. En el cúmulo de encuestas, la preferencia no revelada osciló del 10 % y hasta el 32%, porcentajes que, dado el promedio de diferencia de 3 puntos entre el primero y segundo, resultarán definitivas;  un corrimiento masivo hacia alguna de las opciones, modificará el tablero del próximo 4 de junio, incluso, dado que en algunos sondeos el porcentaje de preferencia no revelada es mayor o igual al porcentaje de los punteros, cabría la posibilidad para que un partido o independiente distinto al PRI y al PAN, le propinaran una buena dosis de realidad a las encuestas.

Si las encuestas no son capaces de trazar el futuro político de Coahuila, ¿qué sí lo hace? Miremos desde un poco más lejos para ganar perspectiva. El escenario se resolverá por la combinación de tres ingredientes: la capacidad de movilización de las estructuras electorales, el nivel de participación y la inclinación de los indecisos.

El PRI fue hasta hace poco el mandamás de la estructura electoral. Pero teniendo en cuenta la ruptura que causó la salida de Javier Guerrero y el aprendizaje electoral de otros partidos, la estructura de Miguel Riquelme se ha visto diezmada; nada que cause alarma, advierte. Recientemente el candidato del PRI declaró: “vamos a demostrar de que está hecha la estructura del priismo”.

Junto a la multicitada estructura, dos factores, en apariencia adversos al PRI, podrían teñir el escenario de un color distinto al que predicen las encuestas. Es predecible que un electorado que apuesta en su mayoría al cambio niegue su voto al partido en el gobierno, por lo tanto, al menos un 70% de los electores indecisos podrían sufragar por un partido distinto al PRI. Lo mismo si la participación electoral sobrepasa el 60%, el porcentaje adicional se decantará, en su mayoría, por la oposición. Sin embargo, al PRI le sobran las respuestas: el voto opositor se fraccionará en cinco. Y nos recuerda: Panal, Verde, etc., en estricto sentido, no son gobierno.

Así que, deja de lado las encuestas, analiza a profundidad, y haz tus cuentas.

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