Voto nulo o abstención favorece al mal gobierno.

11 marzo 2017
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México sufre una grave crisis humanitaria, social, política, económica y nacional. La fusión de los principales partidos políticos nos ha hundido, provocando un retroceso sin precedentes que ha eliminado las conquistas nacionales y sociales; pero esto será temporal, habrá que recuperar y reconstruir el país, será una tarea larga y ardua.

La unión de todo el pueblo es vital para este fin, por eso el mal gobierno busca dividirnos, por cuestiones de género, edad, origen nacional, religión, ideología política, preferencia sexual, nivel socioeconómico, etcétera. También promueve la división entre los que están a favor de las elecciones y los que no, los que van a votar y los que no. No nos dividamos por esta cuestión, no es un problema de principios, es un problema táctico. De cualquier manera hay que ser responsables, analizar la situación y ante la coyuntura actual es necesario tomar postura.

 

Para matar la esperanza tratan de convencer a la gente de que no hay salida: “todos los partidos son iguales”, “todos los políticos roban”, “todo es una porquería”… Y si surge y se organiza un nuevo partido político con la finalidad de defender derechos y soberanía y todas las mejores causas del pueblo, dicen que se va a podrir igual que los demás. Éste es un pensamiento simplista, reaccionario e irreal.

No todos los políticos son iguales,  cada cual ha actuado en defensa de determinadas fuerzas; unos a favor de la oligarquía, otros a favor de la sociedad, unos a favor de intereses extranjeros, otros en beneficio de México… Hay diferentes intereses y hay diferentes políticos: unos sirven a las corporaciones, otros al pueblo.

Las campañas de “decirle no a los políticos” o de no votar llevan a que los políticos corruptos y vendepatrias que compran el voto sigan en el poder. En las elecciones  el voto nulo sólo favorece al mal gobierno, que de todas formas va a comprar un porcentaje suficiente de votos o cooptar una minoría de personas (Lorenzo Córdoba dijo que con el 5 por ciento basta) para mantenerse en el poder. De modo que la abstención no es la salida, es mejor votar y hacerlo conscientemente, eligiendo cuidadosamente, votando por quien representa la oposición al Pacto anti México, a las reformas de Peña y sus aliados (la reforma energética, la laboral, educativa, fiscal, financiera, en telecomunicaciones, política); a quien lucha contra la corrupción y busca la transformación del país.

La campaña “todos son iguales”, que mete en el mismo saco a los que están con la oligarquía y a los que están con el pueblo es sumamente nociva. Desgraciadamente el clima de hartazgo social, de indignación y desesperación crea las condiciones para que tome fuerza esa postura. Además de que tradicionalmente en la elección intermedia hay un alto abstencionismo.

En realidad la idea que asegura que no votar es lo mas revolucionario es falsa. La historia nos lo demuestra. En febrero de 1907 los bolcheviques participaron en elecciones en la más reaccionaria de las Dumas, llamando a votar, aunque el zarismo era una monarquía dictatorial y reaccionaria. Por otro lado, para impulsar una dictadura de derecha, una de las tácticas de los golpistas es criticar la idea de votar. En 1936, durante la República Española, Francisco Franco –quien impuso una dictadura en España– criticaba las elecciones, el voto y los partidos. En Estados Unidos el número de votantes para las elecciones de 2014 fue aproximadamente de 36.4 por ciento, lo que significa que casi dos tercios de los votantes se quedaron en su casa. ¡Ganó la abstención! ¿Y qué se logró? El avance de los republicanos. El que la gente no vote demuestra el rechazo general al sistema político, pero para cambiarlo hace falta participar.

Las elecciones, además de llevar a votar, también sirven para difundir proyectos de país, ideas, propuestas, para politizar a la población. Las elecciones pueden y deben movilizar a la población y elevar su nivel de consciencia. La cuestión es que la población se organice, decida, luche por sus intereses; que la población haga política favorable al pueblo. La solución no está arriba, lo del voto es una cuestión táctica, lo importante es la organización y tomar decisiones que lleven adelante los intereses del pueblo.

Las diferencias de todo tipo entre los partidos son grandes, por ejemplo no todos los partidos reciben la misma cantidad de dinero. Este 2015 al Partido Revolucionario Institucional (PRI) le dieron 1 mil 376 millones de pesos, al Partido Acción Nacional (PAN) 1 mil 158 millones, al Partido de la Revolución Democrática (PRD) 886 millones… Mientras que, por ejemplo, Morena recibio solamente 120 millones, y lo mismo sucedio con los spots de radio y televisión. ¡Qué inequidad! Habría que dejar de financiar a los partidos para financiar sí, a un proceso electoral equitativo en el que todos los candidatos tengan el mismo acceso a medios de comunicación y a la difusión masiva de sus propuestas, sin darles dinero directamente. Eso sería democrático. Fortalecer la partidocracia es antidemocrático y más que otorguen los recursos de esa forma tan desproporcionada.

La gente debe votar  conscientemente, no por el que le da despensas y regalos o le compra su voto. El mexicano tiene un sentido de lealtad y si recibe algo se siente comprometido a votar por el que le regaló. Y esa virtud se convierte en defecto… Hay que trabajar en la conciencia para que el voto sea efectivamente libre y no se aprovechen de la pobreza e ignorancia para que la población vote por los corruptos a cambio de unos cuantos pesos.

Las formas de movilización y participación popular son varias, el voto es una de ellas. Más temprano que tarde México saldrá adelante. Hay un gran despertar del pueblo. Es hora de unirnos y organizarnos para cambiar el régimen. Frente al poder de la oligarquía y sus partidos, PRI, PAN, PRD y aliados, hoy por hoy surgen los INDEPENDIENTES  cuya luchas es  por construir el poder democrático del pueblo y para el pueblo.

Si la población no vota, con una minoría que sí lo haga los partidos que gobiernan actualmente se pueden mantener en el poder; si la población vota masivamente se puede lograr el cambio. Actualmente la mayoría no elige a sus representantes. Por ejemplo: Peña Nieto logró sentarse en la silla presidencial gracias a una minoría. De un padrón de 84 millones 464 mil 713 votantes, Peña Nieto obtuvo tan sólo 19 millones 226 mil 784 votos, que significa solamente el 22.7 por ciento. En otros países latinoamericanos con elecciones participativas se ha logrado cambiar la situación. Tal es el caso de Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Nicaragua o Venezuela.

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En los países referidos se ha vivido un proceso de avance en el ejercicio de la soberanía nacional y popular y en las reformas positivas que llevan a una vida mejor para el pueblo. Ganar el gobierno no significa el fin del proceso ni la toma del poder del Estado, pero sí es un paso hacia adelante en la lucha por justicia, democracia, independencia y paz.

En México, la táctica correcta para canalizar el descontento es la de organizarnos y movilizarnos por nuestras demandas; y entre las variadas formas de lucha, votar también lo es. En 2017  votar es luchar por la transformación.

Pablo Moctezuma Barragán*

*Politólogo y urbanista. Dirigente de Mexteki y vocero del Congreso de la Soberanía

 

Extracto del original de :Contralinea.com

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