Chorizo con huevo Por:Enrique Martínez y Morales

5 marzo 2017
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Chorizo con huevo

En América del Norte no sólo existe una profunda dependencia comercial fruto de un cuarto de siglo de libre comercio, sino una pronunciada interrelación productiva entre Canadá, Estados Unidos y México. “Es como en el chorizo con huevo”, me dijo un distinguido empresario regiomontano: “Una vez hecho el guiso, imposible regresar las partes a su estado original”.

Difícil es, por ejemplo, determinar la nacionalidad del Learjet 85, de Bombardier, cuyo diseño e investigación se realizan en Montreal, el motor se manufactura en Toronto, las alas, arneses y fuselaje se fabrican en Querétaro, para finalmente ensamblarse en Kansas. El avión no es ni mexicano ni canadiense ni estadounidense. Es un producto de América del Norte. Y punto.

Al igual que las personas, los países no pueden ser todólogos. Las teorías básicas de comercio demuestran la conveniencia de que cada economía atienda sus ventajas comparativas, produzca en lo que es eficiente, y luego se beneficie con el intercambio. La especialización en el trabajo es la fuente de riqueza.

Nike, fabricante de artículos deportivos, ocupa cuatro veces más empleados en Vietnam que en Estados Unidos. Pero de no haber aprovechado las ventajas comparativas asiáticas para maquilar allá sus productos, ni Nike ni sus 8 mil empleos en Oregon existirían.

Como para enloquecer a Trump saber que cuando compró su iPhone, ¡él fue el primer norteamericano en tocarlo! Gracias a que se ensambla en China, la matriz de Apple en Cupertino, California, puede dar empleo a más de 12 mil personas que trabajan en diseño e ingeniería.

Como región, hemos venido perdiendo terreno contra China. En el 2000 la participación de América del Norte en el comercio mundial era de 19% contra 3.9% del Dragón Asiático. Ahora, nos encontramos empatados con ellos en un 14%.

Sólo espero que cuando el nuevo gobierno del Tío Sam tenga conciencia del alto nivel de nuestra integración económica, de la imperante necesidad de no restringir el libre comercio, y de que México es su principal aliado, no su enemigo, el chorizo con huevo no se haya quemado ya.

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