FIRMAS Y VOTOS POR :RUBÉN OLVERA MARINES

26 enero 2017
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El 2017 sorprendió a los Coahuilenses con un intenso ajetreo político, sin paralelo en la historia política de la entidad. Al momento, todo indica que para la gubernatura encontrarás al menos cuatro interesantes figuras en las boletas del próximo 4 de junio: Guillermo Anaya por el PAN, Miguel Riquelme del PRI, Armando Guadiana por Morena, y súmele la sorpresiva y disruptiva candidatura independiente de Javier Guerrero.

Pero, más que la variedad y la cantidad de aspirantes, lo que ha calentado el ambiente electoral de Coahuila, es el cúmulo de estrategias de los diferentes actores políticos y las de sus aliados.

Con un ingrediente adicional, la mayoría de los coahuilenses parecen tener claro que, aunque las opciones sean diversas, al final, su voto no tendrá más que dos sentidos: el cambio o la continuidad.

Acción Nacional pegó primero. No sé qué tan fuerte, pero al anunciar una alianza con la UDC, entre otros partidos, dio un raspón a sus adversarios del PRI y a los independientes. De entre los partidos llamados chicos, la UDC es el más grande. Con una interesante influencia en el norte del estado; en las pasadas elecciones locales de 2014, el partido de Lenin Pérez dobló los votos que obtuvo el PRD. En un escenario en donde la elección podría dividirse a tercios, los 45 o 50 mil votos que ofreció el alcalde de Ciudad Acuña, podrían significar la diferencia.

El PRI, por su parte, inició como se esperaba, sin sobresaltos, sin sorpresas. La estructura, aunque diezmada en comparación de otros años, lució aceitada. El camino completamente despejado para Miguel Riquelme. Lo mismo para el gobernador Moreira, que si bien obtuvo del CEN del PRI toda la libertad para trazar el cuadro político local, también le han trasladado la responsabilidad del resultado, cualesquiera que éste sea.

En sus primeras intervenciones, Riquelme mostró que le falta afinar los fundamentos para consolidar una imagen y un discurso propios. Presiento que al final del día, lo mejor para el lagunero sería no salirse del guion trazado por quien aspira a suceder; si de lo que se trata es asegurar el voto de la estructura, esperando que el voto en contra se fraccione entre tres o dos candidatos, ¿para qué hablar de cambio? Menos daño puede causar el discurso de la continuidad con argumentos, que las oraciones de cambio sin credibilidad.

Por otra parte, quienes comenzaban a contrariarse por el  bipartidismo que prevalece en Coahuila, o que suponían que todo estaba planchado a favor del oficialismo, surge la novedosa figura del independiente, que dicen está jalando simpatías en algunos sectores tradicionales del PRI y en panistas inconformes por la designación de Guillermo Anaya. Al inicio de la recolección de firmas, a Javier Guerreo se le nota confiado y decidido a adentrarse cada vez más en las seductoras y misteriosas aguas del independentismo.

En fin, conforme avanzan las distintas etapas veremos si Armando Guadiana crece en las preferencias; si se consolida la alianza PAN-UDC-PPC-PES; si el PRI logra atraer a electores distintos a los de su estructura; y si los independientes transforman las inquietudes de cambio de una parte de los coahuilenses, primero en firmas, luego en votos.

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