El Vaticano.- Durante la homilía de éste domingo en la basílica de San Pedro del Vaticano, el papa Francisco cedió varios asientos “privilegiados” a personas sin hogar, a quienes invitó a una de sus últimas misas del Año Santo de la Misericordia, que declaró el pontífice y termina el próximo 20 de noviembre.
El sumo pontífice dijo que Dios y el prójimo son las mayores riquezas en la vida y que «todo lo demás, incluso esta basílica», terminan por quedar atrás.
«La trágica contradicción de nuestra época es que cuanto más aumenta el progreso y las posibilidades, lo cual es bueno, tanto más aumentan las personas que no pueden acceder a ello», comentó durante la homilía.
El Papa describió como «esclerosis espiritual» al fenómeno en el que la gente se centra en producir bienes en lugar de preocuparse por otros, además de criticar a una sociedad en la que «se adormece la conciencia y no se presta atención al hermano que sufre junto a nosotros o a los graves problemas del mundo, que se convierten solamente en una cantinela ya oída en los titulares de los noticieros».
“Excluir es darle la espalda a Dios. Un síntoma de esclerosis espiritual es cuando el interés se centra en las cosas que hay que producir, en lugar de las personas que hay que amar», agregó.
El pontífice subrayó que actualmente la «Iglesia apunta su lupa» especialmente «al hermano olvidado y excluido».
“Por derecho y también por deber evangélico, porque nuestra tarea consiste en cuidar de la verdadera riqueza que son los pobres», afirmó.
Con información de Excélsior y Agencias.
