Algo que vale la pena contar

ALBERTO BOARDMAN

Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia, se llevó este año el Nobel de la Paz. La violencia en Colombia es añeja. Una referencia que impulsa sin duda el origen del conflicto fue lo acontecido en el año de 1948, cuando resulta asesinado el candidato liberal, Jorge Eliécer Gaitán. A partir de ese momento se generan varios grupos, sobre todo rurales, que inician el conflicto armado más largo de la historia en un país latinoamericano. Desigualdad social, corrupción, falta de garantías electorales y políticas, fueron entre muchas otras, las razones a las que como respuesta, se crearon estos grupos llamados de autodefensa en el período denominado como «La Violencia».

Para inicios de los años sesenta, la guerrilla se formaliza y a mediados de la década nacen las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) integradas principalmente por campesinos de ideología comunista de inspiración marxista-leninista. Así que para este 2016, se contaban ya 50 años de lucha, más de 260 mil muertos, millones de desplazados, miles de desaparecidos y violaciones al por mayor de los más básicos derechos humanos.

Desde hace 4 años, se inició un proceso de búsqueda de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, en el cual participaron como garantes los gobiernos de Noruega y Cuba, así como de Venezuela y Chile. El comité organizador del Premio Nobel valoró el esfuerzo y participación del Presidente Santos para acabar con la guerra que por más de cincuenta años afectó directamente a cada colombiano en este país.

Apenas en Septiembre de 2016, se logró la firma de un acuerdo histórico entre el propio gobierno colombiano y los líderes de las FARC, donde por fin se acordó el cese al fuego y la negociación de la paz. El proceso todavía debía pasar un trámite, el plebiscito, que por circunstancias políticas internas, no resultó favorable. El Premio Nobel otorgado unos cuantos días después (entre la cifra récord de 376 candidatos), vino a reforzar la intención de persistir en el objetivo de la paz, amén de representar un claro mensaje internacional de apoyo.

Que la paz no sea sólo, una guerra sin declarar.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.                  

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