MI OPINION: ¡Enmendar la plana!

16 octubre 2015
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El vecino Estado de Nuevo León tiene nuevo Gobernador, de ello hablan todas las notas. Le gusta mediatizarse y sobre todo “redsocializarse”, y en honor a la verdad, lo hace muy bien. Es simplemente el Gobernador de las redes. La gente se desbordó en su apoyo, hay razones sobradas para ello: el hartazgo social contra los partidos, los excesos de la familia Medina y en especial del ExGobernador. La deuda, la corrupción, la inseguridad, y el estado de las cosas. La esperanza que Jaime Rodríguez Calderón y su bronco espíritu, representan para refundar el Estado.

Pocas entidades se salvan de administraciones al antojo del gobernante en turno. He escrito varias ocasiones que “los gobernadores andan muy sueltos”, y ello es poco decir. También he dicho que las Oficinas de Rendiciones de Cuentas (Ex Contralorías) son solo señuelos revisores que dirigen empleados de los mandatarios y que, una vez que llegan al cargo, los lustrosos auditores se convierten en cómplices de lo que ocultan, de lo que solapan, de lo que por orden, “limpian”: Coahuila anda más mal que muchos, raya en la indecencia programática y en la reprobación social. La soberbia, la corrupción y las ocurrencias, retratan de cuerpo entero a la administración.

Los relevos en los gobiernos reciben problemas y rezagos, insatisfacciones sociales, y una suerte de temas por corregir. Los sucesores, en la entrega recepción, ven por encima y solo lo que se les muestra, salvo los casos (indeseables) en los que se hereda la administración al amigo o al escogido, y entonces, hay que llegar a barrer suciedades y tapar pozos. Nuevo León donde ya empezó el relevo, tiene una realidad que Coahuila verá en dos años: La urgencia de empezar de cero, enderezar todo el andamiaje legal que los salientes ordenaron a su antojo. Jaime Rodríguez no puede empezar a trabajar en el nuevo orden, en tanto no audite la casa en llamas que le dejaron. Luego planear la reconstrucción.

Comprometer un Plan Estatal de Desarrollo, que debe obedecer a: conocimiento, ideas, visión, objetivos y metas que se decanten del ejercicio de campaña y de las consultas temáticas posteriores a que haya lugar, con el concurso de lo más posibles. Los Contralores evalúan y sancionan el incumplimiento programático, no solo el financiero. La planeación es la clave del éxito en el rumbo de la nave y del arribo a buen puerto. Desviarse del Plan (comprometido, votado y evaluado), es sacrilegio social, que debe pagarse con cárcel. El ladrón de metas es tan criminal como el asesino de ilusiones del pueblo, o el corrupto servidor público que saquea las arcas estatales o que hace negocios al amparo del poder.

Coahuila tiene dos posibilidades, que el Gobernador herede a un allegado (el pueblo lo lincha ya en el intento) o que llegue un relevo limpio, responsable y comprometido. Que chambal le tocará a quien sustituya a Rubén Moreira. Habrá de enfrentar: nula planeación, desorden y negocios; magna deuda y tantos temas ocultos. Quien llegue de Gobernador habrá de enmendar la plana en Coahuila. Legislación regresiva (para atrás leyes absurdas, de negocios y de amigos; leyes y normas prohibitivas que atentan contra la decencia, contra la democracia, contra la familia; contra la sociedad. Depuración de proveedores (negocios energéticos, de construcción y de prensa y publicidad; sobre todo). Adelgazar el gobierno, reducir el gasto corriente. Auditar y regresar el dinero mal habido a la Tesorería y rescatar el Patrimonio coahuilense.

Gobierno del pueblo, de las mayorías, eso es democracia. En los últimos años vivimos, Nuevo León y Coahuila: cacicazgos, nepotismos, corrupción y dictadura. Los vecinos ya comienzan a ver la luz en su túnel de la desesperanza. Coahuila, aun sucumbe a dos años de despotismo y ocurrencias que luego hay que remontar. Todo lo que hizo Rodrigo Medina De la Cruz, hay que volverlo a hacer. Todo lo que va haciendo Rubén Moreira Valdez, y lo que se le ocurra en dos años, habrá que derribarlo, auditarlo, enjuiciarlo, arrestarlo y volver a construirlo. Nuevo León y Coahuila se merecen gobiernos limpios.

La construcción del “Nuevo Nuevo León (“que hoy sale más rápido que Coahuila de sus problemas”) y luego, “del Nuevo Coahuila”, requiere de la unidad y la fuerza del pueblo. Exorcizarse de los demonios que oscurecen el destino y renacer en la esperanza, es vocación de sociedades nobles… ¡Enmendar la plana!

Adrián Garza Pérez

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