MI OPINION: Suicidios en Coahuila.

25 septiembre 2015
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adrianLeer una reflexión seria y docta, seguir a un líder de opinión como es Don Luis García Abusaid, es algo siempre grato. Un periodista que ama a su gente, que se preocupa y ocupa por su comunidad, es garbanzo de a libra. Leí su artículo publicado por el periódico Vanguardia, el lunes 21 de septiembre, con el título “Suicidio ¿muerte sin fin?”, y no tuve más que coincidir con su invitación a reflexionar, hecha desde la pregunta del enunciado, con su alerta en Coahuila. Coincidí con Luis, su lectura y el sentido profundo y cierto de sus palabras, es siempre grato, hacerlo en el tema tratado, no lo fue.
¿Dónde reside el fracaso de nosotros como sociedad coahuilense, que ve escurrírsele de entre las manos la existencia frágil de sus jóvenes y viejos, hartos de la vida, solos en el bregar; que en el suicidio han encontrado una puerta para huir de su abandono, de sus miserias, de su soledad; de nuestra indolencia? ¿Dónde estaban sus iglesias, sus escuelas y universidades, su amor a la profesión y a la carrera o a sus hobbies, o a todo junto, que no fueron suficiente idea para conservar la vida? ¿Y el amor a sus hijos, porque no los salvó, o fue ese amor que los frustró ante la imposibilidad de darles lo necesario? ¿Dónde estaban los asideros: dónde LA FAMILIA que no les dio certeza, dónde la sociedad que los alejó, dónde los valores y principios que fueron cuna formadora, dónde su amor y temor a Dios? ¿Dónde andaba su gobierno que olvidó a sus viejos, que ignoró a sus jóvenes, a sus mujeres, a sus niños; que confundió la busca afanosa de los derechos humanos vía reformas y leyes para minorías mediáticas; que confundió a la gente, que dividió a la comunidad, que fraccionó el ánimo, que soslaya los valores y costumbres, esos que nos hacían fuertes?
Es un problema mundial y nacional este del suicidio, pero hoy hablamos de Coahuila. Las cifras de los suicidios recientes y crecientes, son frías y no incluyen nombres propios, ¡y las almas son las que importan! Estadística alarmante: “Coahuila está entre los primeros 10 estados con más suicidios del País. En este año, han ocurrido, hasta el mes de agosto, 119 eventos suicidas. Es decir, un suicidio cada tercer día, PGJE”. Cita del artículo de L.G.A.
Los suicidios en esta entidad son un ejemplo que cunde y que confunde, que enseña como viable, “un camino errado del corazón y del alma”. ¿No había de donde pescarse, ni físico ni espiritual? estaban solos, rodeados de gente. No encontraron en la vida, en la familia, en la religión, en la sociedad, en el gobierno, en las vidas pública o privada, ni en nada terreno ni celestial, razones para seguir viviendo, a pesar de los pesares. Que drama vemos, sin detenernos. Esto sucede frente a nuestros distraídos ojos, frente a nuestras confundidas conciencias; frente a nuestros egoístas destinos. La sociedad coahuilense es tradicionalista, es católica y es profundamente familiar. Atentar contra estas razones de ser, son profanaciones ante Dios y agravios ante los hombres.
Luis García Abusaid, reflexiona, y pregunta, y sacude la conciencia, y reclama: “¿Qué tiene nuestro Estado que provoca tal dosis de violencia contra uno mismo? ¿Por qué los coahuilenses no encuentran ya, en el temor a Dios o el abrigo de la familia un freno a sus intentos de muerte? ¿Por qué no hallan en sus estudios o sus trabajos una esperanza de futuro? Ya no digamos en la política. ¿Dónde están las referencias que darían certidumbre a estos hombres y mujeres suicidas en un mundo definido, precisamente por su complejidad y falta de certezas? ¿Dónde están esas instituciones tradicionales (familia, religión, economía, educación y política) que en su momento ofrecieron firmeza a nuestros padres y abuelos? Los valores familiares tradicionales están dejando de serlo. La iglesia católica ya no es única surtidora de parámetros morales. La educación tiene serios problemas para demostrar que es un factor de integración, movilidad y sobrevivencia social. La economía está en crisis permanente. Y la política (ciudadana) en nuestro País, apenas tiende, y de manera muy primitiva, a ser un factor de cohesión social. ¿Hacia dónde está la vida cargada de futuro? Interrogan los potenciales suicidas desintegrados de su sociedad. ¿Qué papel juegan los medios de comunicación ante esta ola de suicidios?”.
La gente se muere por soledad, se mata por abandono, se fuga por miedo y frustración; se suelta de los frágiles asideros. ¡Son nuestros hermanos y los hemos dejado solos!

¿Dónde está Coahuila, esa sociedad unida y fuerte que protege celosa a su entorno y salva generosa a su gran familia? Permítaseme el atrevimiento de usar la misma pregunta, ingeniosa y de un útil doble sentido, que, a manera de título, nos deja Don Luis García Abusaid…“Suicidio ¿muerte sin fin?”

Escrito por:  Adrián Garza Pérez

Correo electronico: [email protected]

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