“Cuando muera le contaré todo a Dios”
Existen lugares en el planeta en donde por solo nacer en una familia con religión distinta a la oficial adquieres una sentencia de muerte; una muerte que aunque en nuestra sociedad occidental suena catastrófica a ellos les pudiera significar el término de su constante martirio y por lo menos en el rito cristiano el inicio de la vida eterna.
En Irak y Siria las comunidades cristianas, chiistas, kurdas y yazidíes están siendo perseguidas por el extremista Estado Islámico ante la falta de acción del resto del mundo, es cierto que una fuerza multinacional está realizando bombardeos en el territorio contralado por esas milicias y también que algunos países están albergando a los refugiados, pero eso resulta insuficiente pues la humanidad sigue sufriendo en esta región del mundo.
Es urgente la decidida intervención de la comunidad internacional para detener el avance de los terroristas, liberar a los miles de esclavos que se encuentran bajo el yugo de los fundamentalistas islámicos y que puedan volver también quienes han abandonado sus hogares en medio del drama y desolación que la guerra ha dejado. El mundo, incluido México, debe actuar en la región con una fuerza militar de ocupación que de manera contundente y sin titubeos termine con el flagelo del Estado Islámico, y posteriormente intervenir social y económicamente para dar estabilidad a un pueblo que constantemente sufre por la maldición de ser una tierra rica en petróleo.
Muchos podrán llamarme loco por instar a que México envíe al Ejército y la Marina a luchar una guerra que no es suya, pero si fuéramos nosotros los que tuviéramos la sentencia de muerte sería lo mínimo que esperaríamos de los demás.
“Cuando muera le contaré todo a Dios” la frase dicha por un niño Sirio mientras agonizaba y que se ha vuelto viral; ojalá que no le diga a Dios que en el resto del mundo permanecimos inactivos, desinteresados.
Una pregunta.
¿Quién suministra las armas y compra el petróleo del Estado Islámico?
Escrito por: Victor González
