Los desafíos de la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la primera mujer en el poder, son muchos y profundos, entre los que están la violencia de los cárteles, la polarización del país, el costo de mantener los programas sociales y la larga sombra de su mentor, el mandatario saliente Andrés Manuel López Obrador.
Pero para algunos analistas la mayoría gira en torno a tres conceptos: dinero, diálogo y lo que pueda pasar en las próximas elecciones de Estados Unidos.
Claudia Sheinbaum, que empezará su mandato de seis años el próximo 1 de octubre, tiene por delante cuatro meses para definir su programa de gobierno.
En ese tiempo, López Obrador ofrecerá unas 80 conferencias matutinas en las que se espera que intente concretar su legado.
¿Claudia Sheinbaum tiene un plan para continuar con programas sociales?
Una convivencia que no parece sencilla: él polarizó la sociedad, ella habla de “diálogo” y “armonía”; él es un líder de masas, ella una académica y científica.
López Obrador afirmó el lunes que no influirá en el gobierno de su sucesora y que no aspira “a ser líder moral, ni jefe máximo, ni caudillo, ni mucho menos cacique”.
Cuando entregue la presidencia, insistió, se jubilará de la política y de todo tipo de vida pública para dedicarse a “platicar con los árboles, convivir con los pájaros”.
Sin embargo, fue él quien anunció al primer miembro del gabinete de Sheinbaum al decir que el actual secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, se mantendrá en el cargo para dar tranquilidad a los mercados. Horas después, Sheinbaum lo confirmó.
El equilibrio entre la continuidad con el legado de López Obrador y la posibilidad de ajustar sus medidas más polémicas —como la militarización o la política de seguridad— no será sencillo.
Un primer problema económico es si tendrá dinero para continuar con los programas sociales actuales —que suponen en torno al 11.5 por ciento del PIB— puesto que México ya tiene un gran déficit público de casi el 6 por ciento que Hacienda quiere reducir.
“Va a haber recortes y eso lo tiene que votar esta nueva legislatura”, dijo Isidro Morales, académico experto en Economía y Relaciones Internacionales.
“Se necesita una reforma fiscal, si no la hay, Claudia va a estar atada de manos”, agregó, porque México ya no cuenta con muchos ingresos petroleros que antes era una importante fuente de divisas.
Transición de poderes en medio de elecciones de EU
La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), símbolo del nacionalismo más acérrimo de López Obrador, pero también de años de corrupción y que mantiene un modelo energético contaminante que el mundo quiere revertir, no deja de perder dinero.
Los analistas consideran que es una de las grandes líneas rojas que Sheinbaum, una científica climática que aboga por las energías limpias, no podrá tocar porque los trabajadores del sector fueron un importante apoyo electoral, como demostraron las muchas pancartas de su cierre de campaña en las que se leía “petroleros”.
Además, el periodo de traspaso de poder se dará en plena campaña electoral de Estados Unidos, el principal socio comercial de México y cuyas políticas de seguridad e inmigración están totalmente interrelacionadas al compartir más de 3 mil kilómetros de frontera.
La reelección del demócrata Joe Biden o el regreso del republicano Donald Trump el próximo 5 de noviembre será “la variable real que modificará escenarios”, explicó Carlos A. Pérez Ricart, profesor del CIDE, un centro de investigación público mexicano.
La razón de que esas votaciones influirán tanto en territorio mexicano es simple: que gane uno u otro no solo puede condicionar la política contra el crimen organizado, la comercial o la migratoria, sino decisiones internas de México, como el papel del ejército, dado que Washington podría trasladar ciertas peticiones a cambio de otras.
Sheinbaum estudió en Estados Unidos, habla inglés y entiende la política de ese país, lo que haría pensar en un mejor entendimiento con Washington, pero nadie puede controlar la variable “Trump” con quien López Obrador se llevaba estupendamente porque compartían un estilo de hacer política.
El problema, consideran los expertos, es que tanto en el tema migratorio como en la lucha contra los cárteles, la futura presidenta no ha propuesto nada nuevo y las políticas de la actual administración solo han controlado tímidamente el flujo de migrantes hacia el norte sin lograr contener la violencia.
Información de: El Financiero