Yo, en las playas del cretácico
Dando lustre a los afectos
Y tomando Vitamina K
En La Vega, es gratis
Bendito seas Papá Dios que nos permitirte ir y volver a mi pueblo mágico, Cuatro Ciénegas del que es parte muy importante por cierto, el Ejido La Vega.
Me la vivo agradeciendo a Dios por cada día de mi
vida, por mis hijos, por mis nietos, por mis bisnietos, por el resto de mi familia, por mi salud, mi trabajo, mis amigos, pero ahora con más intensidad porque fuimos y volvimos en medio de un aguacerazo de pocas tuercas. Desde Saltillo-Ramos hasta La Vega.
Parecía Macondo.
Hicimos una escala técnica en el puesto de pipirín “El 8”, por supuesto del 8 de Enero donde el sabor de la comida no tiene igual pero el sanitario tampoco.
Sucio, cochino, marrano, y nadie hace nada.
En turismo del estado deben ignorar la existencia de estos puestos y se la viven supervisando los restaurantes de alto copete, de suyo siempre limpios, ignorando que todos los fines de semana esos puestos de la carretera Frontera San Buena están repletos de comensales que no tienen a quien quejarse de lo sucio de los sanitarios, como específicamente el referido y por ahí deben andar muchos más del rumbo, por falta de supervisión.
Esa es la parte cochina del viaje.
Total que llegamos a La Vega, donde los anfitriones Nando, Sarita, Lela y Telva Herrera Villarreal, atendían con amoroso cuidado a mis queridos Lulicita y Tanito Menchaca, a sus hijos Sergio Espinoza y Yolis Menchaca y su descendencia Susy, su marido Luis E. Torres Medécigo y los dos hijitas de ambos Luciana y Rafael, casi de azúcar, divinos, sus nietos y a la hermosa Miss Maria Espinoza Menchaca que va y viene de Chicago perfeccionando su inglés. Loa acompañaba una linda tía muy platicadora ella.
Que gusto me da que la amistad nacida hace como cien años y que iniciaran el siglo pasado Don Polo Menchaca y mi tío Manuel Herrera Luna sigue adelante, cuidadosamente prolongada y cuidada por hijos y nietos de ambos de tal manera que a estas fechas de amistad pasó a ser un hermanamiento.
Presentes también Rodolfo Rosas (II) su compañera de vida Iris (rompiste mi corazón, cuando me enteré que en realidad tu nombre es Irasema) el guapésimo José Miguel el benjamín de ambos y la linda Ares, la mayor de las nietas
Vale agregar que José Miguel sigue estudiando para chef y él e Iris-Irasema nos sorprendieron con unos chicles en nogada que mejoraron la receta original.
Había otra Irasema con la que ya he coincidido en La Vega, y su marido.
Presentes también la linda Maria Elena y su esposo José Luis Salinas, compadres de pila de Nando y Mirza además de Tato, que se lució con un mezcal de Oaxaca y Mirzita, su compañera de toda la vida.
Se sumaron a la anual “festejación” el doctor Manuel Herrera Rodríguez, su esposa, el hijo de ambos Manuel y su esposa que esperan su primer hijo allá como por Febrero-Marzo.
Y eso fue darle lustre a los afectos degustando unos deliciosos chiles en nogada, asado de puerco que saldría airoso y triunfante con competencia con el asado de boda y el asado de obra, que es el que hacen en quincena los albañiles; y ni rastros quedó del pollo al tajín.
A la hora de los postres llegaron los elotes en todas sus presentaciones y unos panecitos de acero, y surgieron las anécdotas.
Sigo recordando y traigo el tema a la conversación, el día aquel en que Lulucita y Tanito Menchaca nos invitaron a almorzar y dispuso para nosotros toda una cabeza de res en barbacoa. Yo tenía veinte y pico de años de no probar la barbacoa pero no me pude resistir, me gritaba que le entrara y débil que es una..
Total que veo a Telva meter el dedo a las cuencas de los ojos de la res, sacarlos, quitarles algo, ponerlos en una tortilla y yumi yumi..
Dice que son exquisitos, que solo se les quita la parte negrita y pa’ dentro.
Lo cuento con asombro porque ni antes ni después he visto una cabeza de res en barbacoa ni a nadie sacándole los ojos a la cabeza y luego comérselos.
Todos recordamos los tiempos en que cualquier papá de La Vega que escuchaba cantar a sus hijas aquello que dice “Te voy a hacer tus calzones” les prohibía no cantar Allá en el Rancho Grande, pero si decir la palabra calzones.
Entonces las niñas decían al cantarla decían:
Te voy a hace tus mjmj.
Y entonces si que se oía raro. Lo siguiente era: mejor que digan calzones,
Y Sarita, la biógrafa de la familia me recuerda que mi Mamá Mercedes Aldás, ni tatarabuela era una española que llegó muy niña a México en compañía de sus padres, mis choznos. Y fue así como me llovieron los ofrecimientos de regalos de castañuelas, peinetas, mantillas y hasta una bata de cola, que espero con ansias para el 12 de Diciembre, que Papá Dios que nos cuida y bendice a todos, me permite seguir en este plano.
Y viene la anécdota aquella de la inolvidable Doña Petra Zapata, rezandera ella de gran prestigio en el rumbo y que al rezar el Santo Rosario, decía, en tiempos en que una mujer no podía decir la palabra Parto, antes del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en el portal de Belén.
Antes del mjmjmj y después del mjmjmj
Y volvieron los días aquellos de hace como 60 años (Por supuesto que dejé bien claro, para quienes no conocían esto, y para recordarles a quienes si lo sabían, que yo venía de la primera comunión) cantábamos a todo pulmón y hasta ver llegar la luz del día, sobre costales de maíz, de olotes y de frijol, todo el repertorio de José Alfredo Jiménez.
Y a veces con Fernando Z. Maldonado, amor de la calle, y voy gritando por la calle..
Pero ya eran las seis de la tarde y había que volver inclusive en medio de aquel aguacero que nos persiguió desde que salimos de San Juan de Boquillas hasta Saltillo, para cuando sin escampar aún, la lluvia había menguado, Gracias a Papá Dios.
Me encuentro con la casa inundada y lo nuevo peor que cuando me fui.
Pero todo eso y la noche oscura y lluviosa son cero bolita frente al hecho de haber estado en La Vega, con mi familia y con amigos que ya son hermanos.
Y por si todo eso fuera poco. Telva y yo tomamos una sesión de vitamina K, pura, purísima que uno solo encuentra en La Vega y lo mejor, gratis.