Ingredientes:
- Masa de hojaldre (en este caso usé la que se compra en el Lild en refrigerados, no congelada, con la que me salieron unas 8 empanadillas).
- 1 cebolla pequeña
- 3 o 4 «ramas» de apio.
- 2 o 3 rojadas de calabacín (la cantidad es un poco al gusto).
- 1 chorrito de vino blanco.
- 1 tacita de soja texturizada (yo la suelo utilizar fina, pero cualquiera de los tres tipos sirve, es cuestión de gustos. La podéis encontrar en herboristerías o supermercados como Hipercor, El Corte inglés, Carrefour… cada vez en más sitios).
- Sal y aceite.
El procedimiento es muy sencillo. Primero se pone a remojo la soja, con aproximadamente el doble de agua que la cantidad de soja. Después lavar bien las verduras, se cortan en trocitos pequeños y se ponen a freír en aceite caliente a fuego medio. Primero la cebolla y el apio durante unos 5 minutos y pasados éstos añadimos el calabacín otro y par de minutos más. Luego la soja una vez escurrida y cuando esté todo añadimos sal y un chorrito de vino blanco y dejamos que se haga unos minutos más.
Mientras dejamos que se temple un poco el relleno, estiramos la masa (que viene en una lámina rectangular) y con una tapa o algo redondo vamos dividiendo la masa en círculos para luego rellenar y dar forma a las empanadillas. La masa que sobra la volvemos a estirar sobre una superficie en la que habremos espolvoreado un poco de harina para que no se pegue y hacemos re nuevo círculos hasta aprovechar toda la masa.
Entre tanto, encendemos el horno y lo ponemos a unos 180-200º.
Ponemos una cucharada más o menos de relleno en cada círculo de masa (la cantidad va a depender de lo grandes que sean las empanadillas) y cerramos doblando por la mitad. Juntamos bien los bordes para que no se abran al hornear. Yo lo suelo cerrar primero con los dedos y luego marcando los bordes con un tenedor.
Ponemos las empanadillas en la bandeja del horno y dejamos en él hasta que estén doradas. Veréis que crecen bastante. PONER poco de aceite en la base de la bandeja para que no se pegasen y también un poco en la parte de arriba de cada empanadilla (una gota) para que quedasen más brillantes.