
Ramiro Hernández Llanas tenías el ‘instinto asesino’ en su ser. Si bien fue un solo homicidio el que lo llevó a ser ejecutado en Estados Unidos con una inyección letal, en su haber quedaron al menos dos víctimas.
Nacido en Nuevo Laredo, Tamaulipas, Hernández Llanas cometió un homicidio en 1989 en México, por lo que fue sentenciado a una condena de 25 años de prisión; sin embargo, escapó de la prisión en que se encontraba y, al ser considerado un prófugo de la justicia mexicana, escapó como indocumentado hacia Texas.
Una vez en Estados Unidos, el ciudadano mexicano no se detuvo en su carrera criminal, pues cometió un nuevo crimen que lo llevó de nuevo a prisión, pero ahora sería sentenciado a la pena capital.
Hernández Llanas fue acusado de homicidio y violación, pero la Fiscalía de Texas informó durante el juicio que tenía conocimiento de que el acusado había, previamente, apuñalado a un hombre en un bar de Kerrville y también agredió sexualmente a una niña de 15 años.
El tamaulipeco entró en el paquete de casos del juicio ‘Avena’ que México presentó contra EU en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pero así como ocurrió con Edgar Tamayo Arias, José Ernesto Medellín y Humberto Leal, terminaron en la sala de la muerte.
Un profesor y su esposa, las víctimas de Ramiro Hernández Llanas
Glen Lich, un profesor universitario, contrató a Hernández Llanas para trabajar en su rancho, en el que el mexicano podría vivir. Luego de 10 días en la propiedad, Hernández Llanas tocó a la puerta de la habitación del dueño y su esposa, para decirles que tenía un problema eléctrico.
Lich lo acompaño afuera y ahí el mexicano lo atacó con una barra de acero, con la que le destrozó el cráneo. Ramiro regresó a la casa, cubierto de sangre y armado con un cuchillo.
Se acercó a Lera Lich y la violó dos veces y la ató a la cama. Procedió a robarse joyas y otros objetos, además de amenazar a la madre de Lera, quien dormía cerca.
Según el relato de Murderpedia, Hernández Llanas se fue en el auto de los Lich, pero luego regresó y violó de nuevo a Lera; sin embargo, en algún momento se quedó dormido, lo que fue aprovechado por Lera para escapar y pedir auxilio.
Los policías lo detuvieron dormido en la cama, aunque intentó forcejear, fue puesto en custodia.
Ni preso se portó bien Ramiro Hernández Llanas
Mientras se encontraba a la espera de su juicio por el homicidio del profesor Lich, Hernández Llanas agredió a un carcelero con un cuchillo en la cara, enojado porque no recibió huevos en su desayuno.
Fue declarado culpable de agresión con agravantes con un arma mortal y recibió una condena de 40 años, además, se le encontraron navajas en su celda.
Luego de escuchar las acusaciones, el jurado de Bandera encontró culpable al mexicano de homicidio capital, por lo que el 10 de febrero de 2000 fue sentenciado a pena de muerte.
A partir de ese momento, el tamaulipeco y su defensa comenzaron una serie de recursos legales para buscar misericordia y la conmutación de la pena.
No obstante, ningún recurso procedió, ni siquiera el último intento ante la Corte Suprema, por lo que tuvo que acudir a su cita con la plancha final de su vida.
Uno de los argumentos de Ramiro fue que padecía una discapacidad mental, lo cual fue incluso respaldado por Amnistía Internacional.
La ejecución y el perdón
“Estoy buscando a un ángel de Dios”, fueron algunas de las últimas palabras de Hernández Llanas, cuya despedida duró cinco minutos antes de ser conectado a los químicos mortales.
La extinta agencia Notimex informó en su momento que el tamaulipeco pidió perdón a la familia de su jefe, quienes se encontraban en el sitio para atestiguar la ejecución.
A las 18:28 horas de Texas del 9 de abril de 2014, Ramiro Hernández Llanas fue declarado muerto, mientras que afuera de la prisión opositores a la pena de muerte se manifestaron con pancartas y consignas.