Adios al 2022.
Un año sin duda complicado donde la forma de ver las cosas nos cambio, salidos de una pandemia que aun amenaza con retornar, los anuncios de guerras, crisis económicas y enorme inflación, desilusión política, cuentas regresivas y mucho espectáculo con poco resultado, una sociedad que se complica entre modismos y ocurrencias, de unas minorías que pretenden se juegue como equivocado a todo lo normal, costumbres que rompen esquemas, paradigmas extraños que tocan los fondos de la costumbre o los antecedentes históricos, las nuevas maneras de explotar odios y rencores a fin de sacar provechos con tintes electorales, una época donde se vive de ilusiones mientras que se deja de creer en todo, cosas extrañas que tienden a empeorar para ser vividas de formas diversas mediante la nulidad de conciencia o la costumbre de una soledad acompañada de amigos digitales o de historias ajenas creadas por desconocidos que en muchos casos son intangibles o inexistentes, entes amorales que basados en repetición simultanea generan creencias soportadas en la nada, gentes en una constante manipulación que todo lo creen cierto, conductas que son amoldadas a la voluntad de grupos que no vemos o conocemos y que solo persiguen generar consumismo, destruir conciencia, dividir a los núcleos familiares y descomponer cualquier sentido social o humano con un claro objetivo de la descomposición natural en búsqueda de nuevo orden social, quienes venimos de generaciones pasadas nos es fácil intuir que algo no marcha bien, para quienes no conocen lo pasado todo les sucede normal.
Personajes de cristal que hoy se duelen de todo impulsados por las dolencias que en verdad no existen y que les son impuestas, sin dar cuenta que no es por su bien sino para la protección de quienes pisar o terminar con las libertades, al final nadie tendrá carácter o modos de reclamar, luchar o defenderse de lo pretendido, maquinas vivientes substituibles que viven en mundos paralelos sin ser nada o dejar una historia digna de contar, vidas que expiraran sin que nadie siquiera lo note o extrañe.
En fin otro año más lleno de muchas cosas y vació de otras, sin duda el 2023 debería ser la oportunidad de poner un freno a cosas sin un sentido real, con metas de humanizar, concientizar y procurar valores, nada fácil cuando se sabe que todos hacen mayor caso a una historia de redes sociales que a un consejo de viejo, pero en fin veremos que sucede y ello sin dejar de pensar positivo dando los mejores deseos y esperando que la salud, el amor, la unidad y la paz colme a todos.
Feliz 2023.
A mi mis timbres, a Dios rogando y con el Mazo dando.