Resulta increíble la indiferencia de las autoridades electorales ante la violencia política de género que se ejerce en contra de la candidata del Partido Verde ecologista que compite por la Alcaldía de Saltillo.
Igual resulta extraño como los consejeros electorales y quien es encargada de la comisión de equidad y género guarden un total silencio, pero lo que es increíble que ninguna comunidad feminista salga en apoyo e intente evitar lo que sucede.
El asunto no es ningún secreto pues incluso diversos medios informativos Estatales han dado cuenta de la noticia e incluso entrevistado a miembros del partido Verde que públicamente manifiestan la exigencia realizada a la candidata para que se presente a renunciar a su candidatura.
Entre las entrevistas publicadas se desprende el como han ejercido coerción, ofrecido dinero e incluso viajes para que renuncie, en igual manera circulan videos que dejan claro el como le hostigan, le molestan en su domicilio llegando a tal grado de ingresar al mismo allanando su vivienda.
Los ataques, burlas e insultos en redes sociales también son públicos y mientras miembros del partido verde actúan en una total impunidad violentando los derechos políticos de su candidata el dirigente estatal guarda total silencio permitiendo e incluso pudiendo ser quien ordena los ataques.
Si bien Elisa Catalina Villalobos no logro buen desempeño en el debate ello no la priva de sus derechos políticos ni es causa justificada para que se ejerza en su contra la violencia política de género.
Existen casos donde aducir violencia política no se sustenta pero en el asunto particular nadie podría dudarlo.
Con la omisión de la atención quedan claro dos situaciones, la primera que el Partido Verde es ajeno a sus propios dichos o discursos y en segundo que las autoridades electorales no dan debida atención a su obligación de evitar o sancionar la violencia política en cualquiera de sus formas.
Las Autoridades electorales se exceden cuando es evidente que las denuncias son falsas y sin sustento pero igual son ciegas cuando el problema es real y evidente.