La Mina de Oro Perdida del Negro Seminol es una historia fantástica en las fábulas de los Estados Unidos, donde una parte de la trama narrativa se refiere a personajes que laboraron en la Mina 3 Conquista, de Las Esperanzas.
Según la leyenda, en 1887, en Dryden, Texas, los hermanos Frank, Jim, John y Lee Reagan solicitaron la ayuda de un negro seminol llamado William Kelly para ayudar en las tareas de su granja. Kelly fue conocido como Nigger Bill; había sido cocinero y criador de sementales. La palabra nigger es un término para designar un individuo de raza negra en la jerga de la región texana de Big Bend. Los seminoles con los mascogos.
Un día, mientras estaba en la granja, Kelly declaró que había encontrado una mina de oro y fue agredido con burlas. Al día siguiente, nuevamente trató de decirle a los Reagan sobre la mina, llegando a mostrarles un trozo de metal dorado, mas, sólo recibió maltrato de sus patrones.
Kelly fue despedido inmediatamente, sin miramientos; se fue a San Antonio donde conoció a un químico blanco y le pidió que analizara el mineral que llevaba. Es aquí, en este tiempo, donde las historias se bifurcan: un registro expresa que Kelly regresó a Dryden, donde los Reagan le extendieron una carta que afirmaba que el oro era muy cuantioso y luego lo ejecutaron y lo arrojaron al Río Grande. Otra historia expresa que poco después de regresar, obtuvo un caballo y huyó con rumbo desconocido, mientras era perseguido por los Reagan para asesinarlo y por algunos mineros malvados que querían saber dónde estaba la mina.
Haya sido cualquiera de los dos desenlaces, los Reagan se esforzaron en descubrir la mina. Un informe de 1930 dice que tres de los Reagan todavía no habían abandonado la búsqueda. Además de los Reagan, numerosos aventureros y gambusinos buscaron la mina. La leyenda dice que si bien algunos viajeros encontraron rastros, generalmente transfirieron la mina antes de que pudieran obtener un beneficio o continuar con la búsqueda del precioso metal.
En 1909, un hombre de Oklahoma llamado Wattenberg fue a Alpine, Texas, con una guía que demostró que la mina estaba en el lado mexicano, cerca de Boquillas del Carmen.
El explorador John Young se asoció con Wattenberg; obtuvieron una licencia de minería y trabajaron durante años intentando en vano descubrir la mina. Estas decepciones provocaron desde entonces confrontaciones verbales sobre lo que le sucedió a la mina. El mismo Young aceptó que había sido cubierta deliberadamente por los mineros que perseguían a Kelly.
John Young no dudó jamás que el negro seminol hubiera encontrado la veta y que los que la habían localizado después borraron las huellas superficiales del yacimiento, además, que la mayoría de ellos hubieran ya muerto. Asimismo, Young estaba consciente de que todos los que encontraran el oro serían víctimas de un hechizo que los llevaría irremediablemente a la tragedia o a la muerte.
Young contaba que Jack Haggard, de Melchor Múzquiz, Coahuila, le escribió una carta, explicándole que en 1901 cuando Haggard vivía en Las Esperanzas, un negro seminol trabajó para él en la Mina 3 Conquista, donde Haggard era Minero Mayor. Aquel negro le contó una historia acerca de una maravillosa mina de oro que había encontrado en la zona del Big Bend. De hecho, Haggard se trasladó más tarde a Alpine, suplicando al hijo de Young que lo acompañara a la mina.
La historia contada por el negro seminol fue del dominio público entre 1901 y 1902 en las minas de Las Esperanzas, extendiéndose a las minas de la naciente Región Carbonífera.
Harry Turner, ingeniero norteamericano fue capataz minero de Haggard en Conquista; había llegado en 1900 a Las Esperanzas, donde trazó la Mina 3 de la Mexican Coal and Coke Company.
Turner conoció también al negro seminol y creyó firmemente en la historia que le contó y tiempo después afirmó que visitó el lugar, el cual identificó por el bosquejo que dibujó de la descripción del terreno que hizo el negro seminol. Al regresar, Turner le dijo a Haggard que había encontrado la veta dorada. Turner dejó muy en claro que el filón encontrado no estaba en México, sino en Big Bend, Texas.
Turner murió poco después, el 27 de febrero de1908, junto con varios otros mineros, en una explosión de la mina 3 de La Rosita, a donde se había trasladado en diciembre de 1907. Jack Haggard dijo que encontró entre los papeles de Turner lo que él creía que era una descripción de la mina; pero, por desgracia, otra vez, Turner formaba ya parte de una estadística, víctima de un designio que no pudo desentrañar. John Young murió en Alpine, Texas, en 1939, sin haber encontrado rastros de la mina.
Se dice que Harry Turner escribió en Las Esperanzas un libro titulado El Filón del Oro Perdido, ejemplar que por alguna circunstancia se encuentra en la biblioteca de una universidad texana.
Una de las búsquedas más genuinas fue realizada por William Broderick Cloete, británico, propietario de minas carboníferas, que creía tanto en la historia de la Mina del Negro Seminol, que le ofreció al texano Lock Campbell la cantidad de 10,000 dólares, con la idea de que lo apoyara en una campaña para descubrir la mina perdida. El 19 de julio de 1899, Campbell y otros cuatro hombres acordaron buscarla y más tarde, uno de los hombres garantizó haberla encontrado en las montañas Ladrones, en Nuevo México, sin embargo, esto nunca se confirmó.
El 1 de mayo de 1915, en Nueva York, el señor Cloete abordó el transatlántico RMS Lusitania que fue atacado y hundido por el submarino alemán U-20, el 7 de mayo, en aguas de Irlanda. Su cuerpo no fue encontrado. Los habitantes de las minas de San José, propiedad del señor Cloete, en memoria de su patrón, pintaron sus casas de negro por dentro y por fuera y al poblado le llamaron San José de Cloete. Una vez más se cumplió el hechizo mencionado.
Hay una hipótesis que se basa en que el oro no era realmente mineral de oro, sino fragmentos de oro refinado que dejaron los españoles, quienes buscaban los legendarios reinos perdidos de Cíbola y Quivira, en tiempos virreinales. Otra teoría es que el oro fue un botín escondido por una gavilla de mexicanos que escaparon de los soldados federales. Otra es que, como la mina de oro estaba supuestamente en una quebrada del terreno, la roca pudo haberse deslavado y ocultado de la vista.
De cualquier manera que haya sido, nadie hasta el día de hoy ha encontrado la llamada Mina de Oro Perdida del Negro Seminol y seguramente quien llegue a encontrarla, correrá la misma suerte que Turner y que Cloete.
Esta hermosa leyenda forma parte de la narrativa norteamericana y la podemos encontrar en el libro Coronado’s Children de J. Frank Dobie, escrito en 1930.
En la foto, el ingeniero Harry Turner con su hijo Teodoro. Mi agradecimiento a Fernando Turner, descendiente del ingeniero, por su apoyo para investigar sobre la vida y trayectoria de este inolvidable personaje que laboró en las minas de carbón de Conquista y La Rosita.
Recopilación de datos por Melecio Mendoza Vargas, Cronista de Villa de Las Esperanzas, Coahuila.
Por Melecio Mendoza