La enorme inflación que se padece en Mexico repercute en la forma de comprar de los ciudadanos, el fenómeno mas visible puede advertirse en la calidad de los alimentos que se consumen, ejemplos existen muchos pero los mas notorios se perciben en productos como el jamón, la salchicha, los quesos, el Atún o las carnes.

Prácticamente nada de lo que se adquiere es lo que pareciera ser, si analizamos los contenidos de lo que uno adquiere como queso podremos dar cuenta la cantidad de productos añadidos que se contienen, almidones, grasas vegetales, conservadores al igual que aditivos. 

Caso semejante los embutidos, el 80% de los productos que ofertan como jamones en los supermercados en realidad no lo son, lo que originalmente dista mucho de lo que hoy nos venden, de manera particular todo lo que asegura ser de pavo pues es algo imposible, el jamón es de pierna de cerdo y debe ser 100% de carne. 

Lamentablemente al disminuir el poder adquisitivo ante la inflación la calidad de lo que consumimos va a la baja, de una forma un tanto engañosa los comercios nos venden substitutos de lo que originalmente pensamos que adquirimos, si uno pone atención en las etiquetas podremos observar que advierte leyendas como “ Tipo queso Oaxaca “ lo cual es una forma velada de avisar que ni es queso ni es Oaxaca. Compramos lo que completamos y consumimos substitutos de lo que antes completábamos.