
Contrario a lo que podría suponerse en tiempos modernos donde la tecnología y el ciberespacio ocupan la mayor parte del tiempo diario de una persona las prácticas y creencias en la brujería van en aumento.
Es sabido que México, la brujería es una práctica ancestral con raíces en culturas prehispánicas y que se ha sincretizado con elementos religiosos como el catolicismo, historias relatos o comentarios de persona a persona dan cuenta de ello, pero suponer que hoy su práctica va en aumento parecería poco creíble.
Si bien no hay datos oficiales que confirmen un aumento generalizado, se observa una creciente visibilidad de la brujería, especialmente en contextos urbanos y a través de redes sociales en donde se ofertan servicios, productos esotéricos, curaciones, amarres y rituales incluso por video conferencia.
La facilidad de no tener que acudir de modo personal a realizarse una limpia, solicitar algún amarre o buscar maneras de dañar a alguien parece haber sido el motor en el aumento de dichas creencias o prácticas.
Otro factor lo es sin duda la nueva forma de vida en solitario, alejado de principios morales o la atención familiar, algo que produce sobre manera en jóvenes una sensación de soledad que se acompaña de estrés, incertidumbre de futuro y afectaciones psicológicas.
Existen muchos charlatanes que aprovechan las circunstancias para hacer dinero pero igual existen otros que verdaderamente se sumergen en dichas creencias y las ponen en práctica sin fines de lucro, otros pensando que es algo distinto también practican la númerologia y otros rituales con fines adivinatorios.
Una cosa es innegable, la brujería, el oscurantismo, la hechicería o actos que buscan la adivinación van en constante aumento, incluso superando su práctica en tiempos pasados y remotos.