La comida, como suele ocurrir en este tipo de celebraciones, fue uno de los puntos centrales de la gran noche. Y, en este caso, la opulencia y la abundancia llegaron también a las cocinas, con un menú en forma de banquete y con un marcado sello italiano que, según medios como Daily Mail, habría costado a la pareja unos 1.000 euros por invitado.
El menú fue concebido y ejecutado bajo la dirección de Fabrizio Mellino, un joven chef italiano premiado con tres estrellas Michelin en su restaurante Quattro Passi. El cocinero, cuyo restaurante se ubica en el pueblo sorrentino de Nerano, asumió la responsabilidad de elaborar tanto los entrantes como los principales, todos ellos inspirados en la rica tradición culinaria del sur de Italia y de la costa de Campania.
Así, uno de los platos estrellas de la noche fueron los spaguetti alla Nerano, un primer plato típico de la cocina tradicional de Campania, elaborado con calabacines fritos y queso Provolone del Monaco. Además, también sirvieron pizzas con masa enviada por Ciro Oliva, el joven pizzero al frente de la histórica pizzería Concettina ai Tre Santi, en Nápoles. En cuanto a los postres, se sabe que Bezos encargó a la famosa pastelería Sal De Riso, en la Costa Amalfitana, mil porciones mignon de delicias de limón con ricotta y pera.
Lo que no tuvo impronta italiana fue, sin embargo, la tarta nupcial. Para esta, la pareja decidió acudir a una de las pastelerías más reconocidas de todo París, la de Cédric Grolet, el famoso repostero que acumula millones de seguidores en TikTok y que se hizo viral compartiendo vídeos con caras tan conocidas como Rosalía.
La gastronomía italiana volvió a predominar en la noche del sábado, en el fin de fiesta de este fin de semana nupcial. En este caso, el menú se centró en la cocina veneciana, con una selección de antipasti de mar, bigoli en salsa (una especie de espaguetis más gordos), hígado a la veneciana, sepia y bacalao a la vicentina. De postre, tiramisú.
La boda de Bezos y Sánchez ha estado repleta de anécdotas curiosas y momentos llenos de polémica. Desde el vestido de la novia, un modelo de sirena de Dolce & Gabbana que ha llevado unas 900 horas de costura y que está inspirado en el que llevaba Sophia Loren en la película Houseboat; hasta los momentos musicales, coronados en la última noche con una supuesta gala musical en la que tocarían Lady Gaga y Elton John.
Originalmente, la pareja planeaba celebrar la boda el sábado 28 de junio en la Scuola Grande della Misericordia, pero un cambio de último momento motivado por preocupaciones de seguridad y por las protestas locales ante el evento llevó a trasladar la ceremonia a la isla de San Giorgio Maggiore. Hasta ella llegaron, en una flota reservada de 38 lanchas-taxi, algunas de las caras más conocidas de la sociedad, la política y la cultura estadounidenses, una lluvia de famosos que llenó la ciudad de paparazzis y curiosos.
Pero, al mismo tiempo que figuras como Oprah Winfrey, Leonardo DiCaprio, el clan Kardashian, Bill Gates o incluso la reina Rania de Jordania se paseaban por la Ciudad Flotante, imperaban las protestas de un sector de la población por la “privatización de la ciudad”. El acto central de la protesta ocurría en la tarde del sábado, una manifestación que recorrió el centro de la ciudad bajo el lema “No Bezos No War” (No a Bezos, no a la guerra).
En lugar de regalos, los novios solicitaron a sus invitados realizar donaciones económicas a la ciudad de Venecia. En la invitación de boda, especificaron tres organizaciones benéficas venecianas destinatarias de las contribuciones: la Oficina de la UNESCO en Venecia, CORILA y la Venice International University.
Información de: Infobae