Aviso de curva Rubén Olvera Marines

20 agosto 2021
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Samuel García, un nuevo estilo de gobierno para Nuevo León

La forma en la que Samuel García Sepúlveda, gobernador electo de Nuevo León, gestionó la vacunación de trabajadores neoloneses en el estado de Texas, me recordó al primer capítulo de un popular libro publicado en los Estados Unidos en 1992, referido por sus autores como “La Perestroika norteamericana”, cuyas recomendaciones y planteamientos sirvieron de base intelectual y programática para la exitosa administración de Bill Clinton allá en la década de los noventas.

La obra lleva por nombre “La reinvención del gobierno: la influencia del espíritu empresarial en el sector público” de David Osborne y Ted Gaebler.

El planteamiento general del libro resulta sugerente (inclusive pertinente para la actualidad), no sólo para los políticos de aquel tiempo, sino también para el amplio público que se quejaba cada vez con mayor intensidad de los malos servicios de salud, educación y seguridad que proporcionaban los distintos órdenes de gobierno. No se trata, afirman los autores, de discutir si debe existir más o menos gobierno, lo que se necesita es “un mejor gobierno, una mejor gestión de gobierno”.

El primer capítulo, titulado “Gobierno catalizador: mejor llevar el timón que remar”, sirvió como referente para que la administración Clinton, a través del vicepresidente Al Gore, lanzará el programa REGO (Reinventando el Gobierno).

Argumentan Osborne y Gaebler que el gobierno comete un error mayúsculo cuando intenta, con sus propios medios, solucionar los problemas públicos; algo así como remar el barco, en vez de tomar el timón y dirigir la nave. “No se trata de hacer, sino de dirigir a la sociedad para que las cosas se hagan”.

La implementación de mejores prácticas, hacer más con menos (competitividad y eficiencia gubernamental) e involucrar a la comunidad en la solución de problemas que le conciernen (gobernanza), le permitió al presidente Clinton eliminar el déficit presupuestal y recuperar la confianza en el gobierno que habían caído a niveles alarmantes en las anteriores administraciones.

Un periodista preguntó a Samuel García “¿cuánto va a costar la vacunación y quién la va a pagar?” La respuesta del próximo gobernador de Nuevo León no sólo coincide con los principales argumentos de los autores de “La reinvención del gobierno”, sino que podría estar revelando la forma con la que gestionará los problemas públicos que encontrará a partir del 4 de octubre cuando inicie labores en “Palacio de Cantera”.

La respuesta del futuro mandatario no deja dudas de su estilo para articular esfuerzos y hacer que las cosas sucedan, sin que necesariamente tenga un costo para el gobierno: “No costará a los trabajadores o al erario. Logramos que el estado de Texas donara las vacunas y su aplicación; los empresarios aportaron el costo de los camiones, los alimentos y los materiales de salud y, por último, el estado y la Federación designarán los elementos para custodiar el viaje.”

No es necesario profundizar demasiado en los distintos indicadores de bienestar y desarrollo, para saber que Samuel García se enfrentará a retos, cuya complejidad y dimensiones, demandan soluciones creativas e innovadoras, tal y como la emprendida para el proyecto de las vacunas.

El tamaño de los problemas dejados por la pandemia, incluyendo la pérdida de empleos, la caída en el crecimiento, el incremento en la deuda y la restricción de recursos federales, y más recientemente el aumento en el número de personas en situación de pobreza, ayuda a explicar el clima de opinión en Nuevo León que se mueve entre la confianza en Samuel García y la exigencia para que los resultados se presenten en lo inmediato, a bajo costo y con la participación de la sociedad civil en la formulación de las políticas públicas.

No habrá ni siquiera un breve respiro para el próximo gobernador. Tendrá no sólo que cumplir los compromisos de campaña, sino que deberá tomar el timón y trazar un nuevo rumbo para el desarrollo del estado. Tal vez, podría iniciar con una reinvención del gobierno; una Perestroika a la Neolonesa.

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