Los secretos de Julia Roberts: la acusadora carta suicida de su hermana, la huida de su boda con el mejor amigo del novio y la “traición” de Steven Spielberg

17 julio 2021
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Julia Roberts es dueña de la sonrisa más reconocible de la pantalla grande. Fue en la década de los 90 cuando con solo 23 años la actriz enamoró al público en el papel de la prostituta Vivian Ward en “Mujer Bonita”, que protagonizó junto a Richard Gere. Una película que estuvo a punto de no hacerse nunca despues de haber sido elegida en el casting. Resulta que el estudio que iba a producir la película quebró y Julia se quedó sin trabajo. El destino hizo que el reconocido director y guionista Gary Marshall se interesara en el proyecto y lo hiciera renacer con ella.

El papel como una camarera en “Mystic Pizza” de 1988 la había puesto en el mapa en Hollywood; un año después, apareció en “Magnolias de acero” y recibió su primera nominación al Oscar, aunque ganarlo le costaría más años de arduo trabajo. Esa manera natural de brillar en escena sin tener que recurrir a grandes artificios interpretativos la convirtió en la protagonista indiscutible de las comedias románticas con tremendos éxitos como “La boda de mi mejor amigo” con Cameron Diaz y Dermot Mulroney, “Notting Hill” junto a Hugh Grant y “Novia Fugitiva”, compartiendo pantalla nuevamente con Richard Gere.

Pero convencer a la Academia de Hollywood no fue sencillo. Varias noches se fue con las manos vacías. La cuarta fue la vencida para ella. Fue su interpretación dramática en “Erin Brockovich“, de Steven Soderbergh, la que la llevó a ganar el Oscar en 2001, cuando tenía 33 años. “Me encanta estar aquí arriba”, dijo con la estatuilla dorada en la mano. Por ese trabajo ganó 20 millones de dólares consagrándola también como la actriz mejor pagada.

Sobre su vida se sabe que Julia Fiona Roberts fue la tercera hija de una familia del sur de Estados Unidos y creció en Atlanta en condiciones humildes. Sus padres, que vivían a duras penas con una escuela de teatro a la que asistió la hija de Martin Luther King Jr, Yolanda Denise King, quien pagó por los gastos de hospital del nacimiento de Julia, se divorciaron en 1971. Como sus hermanos, Eric y Lisa, heredaron lo que la madre de Julia llamaba “la enfermedad de la familia”: actuar. A los nueve años sufrió un terrible pérdida: su padre falleció de cáncer de faringe, lo que la afectó profundamente. Cuando Eric, el mayor de los tres, decidió probar suerte en el mundo de la interpretación y no le fue nada mal, ella decidió que era su momento. Después de mudarse a Nueva York en 1985, Julia, que de niña había soñado con ser veterinaria y terminó estudiando periodismo, hizo su debut en “Blood Red”, actuando por primera y única vez junto a Eric, que le pidió al director que le diera el papel.

“Recuerda por qué haces lo que haces. Eso es tu ancla. Cultiva tu gusto y tu toma de decisiones. No trabajé durante un par de años cuando era una veinteañera porque me ofrecían guiones y yo pensaba: ‘¿Soy yo o esto es una porquería?”, recordó en una entrevista con Harper’s Bazaar en 2017. “Concluí que podía pagar mi alquiler y esperar por algo bueno”.

Y llegó más de lo que soñó. En los 90′ no paró de trabajar y cada película era un nuevo éxito.

Con respecto a sus amores, la actriz siempre se esforzó en mantener su vida privada alejada de los focos de la paparazzi pese a su fama mundial. Aunque algunas historias no pudo evitar que salgan a la luz como su triángulo amoroso con Kiefer Sutherland y Jason Patric.

Tras la vorágine llegó el silencio. Julia decidió parar de trabajar para tener una familia. Se casó con el camarógrafo Danny Moder y se convirtió en madre de tres hijos. Hoy pasa más tiempo sin trabajar y cuando lo hace se lleva a su familia consigo, como en el largo rodaje en Italia, India y Bali para “Comer, Rezar, Amar”. Al respecto de su papel de madre y esposa, Roberts aseguró: “Si hablamos de valores, la familia es lo único que importa. La fama es una brisa pasajera. Lo importante es tener una piedra de toque que te recuerde quién eres”.

Volvió pero no logró repetir el éxito obtenido durante sus mejores años. Pese a todo, la apodada “novia de América” se mantiene en la cúspide y su presencia sigue cotizando al alza. “Sé que mi situación es única pero también sé que me he ganado el derecho a quedarme en casa y disfrutar de ese lujo si quiero”, explicó la actriz sobre el ritmo de trabajo que lleva ahora para poder extrañar una industria que, dice, no tiene nada que ver con ella.

No le da miedo cumplir años y critica la eterna juventud impuesta en Hollywood, al igual que la desigualdad salarial para las mujeres en la industria. “Es una mierda. Eso de que un día la campana sonará y te tocará volver a casa es una tontería. El miedo a envejecer del que nos hablan es un invento, estoy cansada de que me pregunten siempre por lo mismo”.

Salvo contadas fotografías de toda la familia publicadas por el propio Moder en su Instagram, el matrimonio intenta mantener un perfil bajo. Y cuando no está filmando un película o disfrutando de su familia, la estadounidense trabaja como embajadora de buena voluntad de UNICEF y junto a Michelle Obama ha colaborado con distintas organizaciones educativas que ayudan a empoderar la educación y escolarización de niñas.

A sus 53 años, la también ganadora de tres Globos de Oro, un Bafta y un SAG sigue estando entre las actrices más costosas de la industria y posee una fortuna valorada en unos USD 130 millones, según Forbes. Próximamente la veremos protagonizando la serie de televisión “Gaslit”, junto a Sean Penn y Dan Stevens, una visión moderna del escándalo Watergate.

Peleas familiares y una dolorosa nota suicida

Su media hermana, Nancy Motes, se suicidó en febrero de 2014 dejando una carta en la que la culpaba de la drástica decisión que había tomado. Fue hallada ahogada en la bañera de su apartamento de Los Àngeles. Poco antes de quitarse la vida de una sobredosis de farmácos, escribió una nota de cinco páginas donde decía que no esperaba nada de ella, excepto que cargue sobre su conciencia la mala influencia que había ejercido sobre ella.

Nancy, que trabajaba como asistente de producción en la serie “Glee”, había hecho público la mala relación que mantenía con la actriz un mes antes de su muerte. A través de Twitter, Motes apuntó duramente contra ella: “Sólo quiero que sepan que la llamada favorita del público americano es una zorra” ¿Quieres ser el fan de alguien tan cruel? Ni siquiera es tan buena actriz. Espero que sea feliz sabiendo que me jode completamente la vida”.

Parte de esos ataques se atribuyeron al desequilibrio emocional de Motes en sus últimos meses de vida y al hecho de que se hubiera quejado en numerosas ocasiones de haber crecido a la sombra de la protagonista de “Erin Brockovich”. John Dilbeck, prometido de la fallecida, reveló que Nancy era “un alma torturada. Adoraba a Julia pero se volvió cada vez más resentida hacia su hermana por la manera en la que se comportaba con ella”.

Su madre, Betty Lou, falleció de cáncer apenas un año después, en febrero de 2015.

Con su hermano Eric Roberts – que en los 80 era más famoso que ella- también estuvo muchos años sin hablarse. Precisamente la ahora actriz Emma Roberts fue motivo de conflicto entre ellos cuando Julia testificó a favor de la ex mujer de su hermano y le pagó un abogado para que consiguiese la custodia de su hija, principalmente por los problemas de Eric con las drogas y el alcohol. El tiempo paso y los hermanos se reconciliaran.

En una extensa entrevista con Vanity Fair en 2018, el actor contó que su relación se reparó cuando Julia y su marido, el director de fotografía Danny Moder, tuvieron gemelos en 2004 y él fue junto a su mujer actual, Eliza, a dejarles unos regalos en el hospital.

Lo que sí dejó claro Eric es que fue gracias a él que Julia puede presumir ahora de tener una de las mejores carreras de la historia reciente de Hollywood. “Si no fuera por mí, no habría Julia Roberts o Emma Roberts como celebrities, como actrices, y estoy muy orgulloso de eso”, dijo Eric. “Cuando Julia llegó por primera vez a Nueva York, fui a la agencia William Morris y dije: ‘¿Quién de ustedes va a ofrecerle un contrato a mi hermana Julia?’”.

Eric, hoy de 65 años, también insistió en recordar quién fue el primer Roberts en alcanzar la cima de Hollywood. “Estoy muy orgulloso de que todo el mundo sepa que yo fui el primero. Porque fui el primero de lejos. Fui el primero en conseguir nominaciones a los Globos de Oro y a los Oscar, así que estoy orgulloso de eso”. Lo único que el actor pareció “olvidar” es que fue su hermana la primera y única Roberts en ganar un Oscar.

Novia a la fuga

El 14 de junio de 1991 se iba a realizar la boda del año. La actriz del momento en Hollywood estaba por casarse con Kiefer Sutherland tras un breve y apasionado romance. Pero cuando faltaban 72 horas para la ceremonia con 150 invitados, Julia canceló todo y se fugó a Irlanda con uno de los mejores amigo del novio, el también actor Jason Patric.

En 2016 Kiefer rompió el silencio sobre su boda fallida y aseguró no tener sentimientos negativos contra Julia. “Creo que ella tuvo coraje. No era lo que quería hacer al final”, contó en una entrevista en The Jess Cagle Interview. “Eramos tan jóvenes y estábamos muy enamorados, así que decidimos casarnos, pero después pasaron otras cosas”, reflexionó.

Y a treinta años de ese sonado episodio, los actores dieron su versión de los hechos. En el podcast titulado “Inside of You”, Sutherland y Patric se refirieron a uno de los momentos más sonados en la farándula de Hollywood. En la charla, el primero que tocó el tema fue Patric, que comentó: “No me siento del todo cómodo revelando lo que en ese momento hablé con ella, porque no me corresponde. Pero eso que la prensa aseguró con respecto a que yo fui invitado a esa boda, para luego fugarme junto a ella, son estupideces”.

Sin profundizar demasiado en el tema, Sutherland agregó: “Fue un momento muy difícil para mí, y para todos nosotros. La verdad es que cuando uno se enamora, se enamora. Ella es una persona extraordinaria, y él también. Así que todos seguimos adelante”.

Luego de ese casamiento frustrado, Patric y Roberts mantuvieron una relación que fue muy breve. Y con respecto a la historia de ambos amigos, con el paso del tiempo retomaron el vínculo. “Cuando nos volvimos a encontrar, hubo pocas palabras pero muchas risas”, reveló Jason, mientras que Sutherland concluyó: “Somos amigos hasta el final”.

La vida sentimental de la actriz dio de comer a muchos periodistas durante los años 90. Dejó a su compañero de reparto en “Satisfacción”, Liam Neeson, por su compañero de reparto en “Magnolias de acero”, Dylan McDermott, con quien llegó a estar prometida. Luego dejó a McDermott por Sutherland, su compañero de reparto en “Línea mortal”.

Con quien sí se casó fue con el cantante y actor Lyle Lovett el 27 de junio del 1993. Se separaron dos años más tarde. Los actores Daniel Day-Lewis y Matthew Perry, fueron sus siguientes conquistas. Más tarde llegó Benjamin Bratt. Con el actor salió durante cuatro años y llegaron a hablar de boda, pero rompieron antes de pasar por el altar en 2001.

El verdadero amor llegaría de manera inesperada.

Julia dice haber encontrado la estabilidad “y el verdadero sentido de una relación” junto al camarógrafo Danny Moder, a quien conoció en el set rodaje de “The Mexican” en 2000. Cuando se enamoraron, él estaba casado con la maquilladora argentina Vera Steimberg y ella en pareja con Bratt. Tras sus respectivas separaciones, finalmente, dijeron “sí, quiero” en un boda celebrada el 4 de julio del 2002 en su rancho de Taos, en Nuevo México.

“Cuando conocí a Danny me encontré a mí misma. Cuando pienso en qué consiste mi vida y en qué es lo que le da sentido, o me pregunto qué es eso que brilla dentro de mí, es siempre él”, expresó la actriz a la publicación Harper’s Bazaar sobre el padre de sus tres hijos. “Él es mi lugar más seguro del mundo”, reconoció. “¿El secreto de nuestro matrimonio? Los besos”, dijo ella hace cinco años durante una entrevista televisiva con Mario López.

¿Cómo compañera, una buena actriz?

En sus inicios a principios de los 90, cuando la actriz era una de las más solicitadas en Hollywood, se ganó la antipatía de algunos compañeros de profesión, como Nick Nolte quien aseguró sufrirla en el rodaje de “Me gustan los líos” (1994) y no tuvo reparos en definirla como “una mala persona”. Por si había dudas sobre su mala experiencia con la actriz, añadió un devastador “no es buena, y todo el mundo lo sabe”. Dicen que en la secuela de “Ocean’s Eleven” a Julia no le cayó nada bien el fichaje de Catherine Zeta Jones, a quien no le dirigió la palabra en todo el rodaje. Y además, al parecer, exigió ropa más cara que la de Catherine y pidió otra mansión cuando descubrió que la su colega era más grande.

El rodaje de “Hook, el regreso del Capitán Garfio” es una de las experiencias más fastidiosas de la carrera de Steven Spielberg, que juró que jamás volvería a trabajar con ella. Las malas lenguas dijeron que en el set de aquella producción en lugar de llamar a Julia por su personaje, Tinkerbell, el equipo le decía Tinkerhell (”Infiernilla”) por sus rabietas.

Fue durante su charla con el programa “60 Minutes”, emitida poco antes de la entrega de los premios Oscar de 1992, en los que el filme contaba con cinco nominaciones, cuando Spielberg se quedó casi sin palabras cuando le preguntaron por Roberts. “Fue un tiempo desafortunado para que trabajáramos juntos”, intentó disculparla, aludiendo a la cancelación de su boda con Kiefer Sutherland a tres días de la ceremonia. Sin embargo, al preguntarle si volvería trabajar con ella, el cineasta respondió “esa es una pregunta de 60 minutos”, como si la respuesta fuera tan difícil de explicar que le llevaría todo el programa.

Julia se sintió traicionada y habló por primera vez de aquellas declaraciones durante una entrevista para Vanity Fair en 1999 donde confesaba que lo que se dijo sobre ella “no era verdad” y que le dolió muchísimo. “No podía creer que esa persona que conocía y confiaba había dudado en salir en mi defensa”, sentenciaba. “Fue una lección dura de aprender”.

Pero años después, en 2017, haciendo un poco de mea culpa, Julia reconoció públicamente que Steven tenía razón y que ella se había comportado como una niña malcriada.

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