Algo que vale la pena leer ALBERTO BOARDMAN

18 noviembre 2022
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Quingentésima columna 

“Si añades un poco a lo poco y lo haces con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”. Hesíodo

Debo confesar que cuando escribí la primera columna de “Algo que vale la pena contar” siempre dudé del título. Me parecía una contradicción de lógica semántica recomendar algo que produce una pena. Sin embargo, la frase en su sentido común a través del tiempo se hizo merecedora de una connotación interesante.    

En la mitología greco-romana Poena era la diosa del castigo, ayudante de Némesis, diosa de la venganza. Poena en latín derivó en dolor. Su uso nos fue heredado al español para designar aquello que genera pesar, sufrimiento, “pena”. En su evolución, nuestro idioma adoptó la locución “algo que vale la pena” como una expresión para considerar la existencia de algo valioso que implica dedicar un esfuerzo adicional para obtener. 

De esta manera, “algo que vale la pena contar” y “que vale la pena leer”, adquiere un significado de cercanía entre lector y redactor; la confidencia de un amigo que en la aventura y la exploración inmensa de los libros y la cultura, una vez cruzado el Rubicón, invita como César a que empiece el juego. 

Esta columna, que hoy llega felizmente a sus primeras 500 publicaciones, surge entonces como un espacio para compartir historias valiosas que precisamente por su trascendencia y contenido cultural ameritan contarse y leerse, a pesar de que el receptor precise dedicar algunos minutos de su valioso tiempo a la experiencia lectora.  

Los sabios chinos aseguraban que lo difícil no consistía en abrir una tienda sino en mantenerla abierta, y no podríamos celebrar este aniversario sin agradecer en primer término a todos los importantes medios de comunicación que amablemente nos brindan este espacio de publicación, y por supuesto, a usted, lector constante que amablemente nos concede la deferencia de su sintonía en la gran aventura de compartir la vida, los libros y la cultura.

Porque parafraseando al maestro Miguel de Unamuno, “El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces (o quizá quinientas) en la herradura”. 

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

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