Algo que vale la pena contar: “Aquel que tiene un porqué para vivir puede enfrentar todos los cómos”

29 marzo 2015
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boardmanAquel que tiene un porqué para vivir puede enfrentar todos los cómos” Nietzsche

Desde hace ya bastante tiempo en estas mismas páginas, para ser precisos en el andar de las noventa y nueve columnas que llevamos contando ésta y en las otras ciento y tantos que escribimos bajo el título de “Élite política”, hemos sido constantes en la defensa y promoción hacia una mayor difusión y sobretodo, digna consideración, respecto a la importancia de la filosofía.

No llegamos a comprender, cómo lejos de afianzar dicha materia de estudio en la planificación educativa de nuestro país, por el contrario los programas de casi todos los niveles, han ido relegando a un plano prácticamente inexistente su didáctica y por consecuencia su puesta en práctica.

Finalmente ¿qué sucede? La apreciación general al no considerarla siquiera a través del tronco común de su aprendizaje, arroja como resultado un total desinterés por la misma e incluso hasta descalificación. ¡Garrafal error!

Tengo la certeza de que a partir de esa ignorancia inducida, muchos de los problemas que vivimos en la actualidad encuentran su razón de ser, porque como decía Voltaire: “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una”.

Vivimos tiempos de excesos técnicos y tecnológicos propios de una evolución impostergable, pero al mismo tiempo nos acusa un grave conflicto: la deshumanización.

Si reaprendiéramos las fases de observación y razonamiento, herramientas fundamentales de proceso filosófico, podríamos darnos cuenta cómo es que en el plano existencial del tiempo que llevamos en el planeta como sociedad, en cada una de las etapas anteriores a la presente, la búsqueda racional sin perder de vista la realidad, logró responder en mayor medida cada conflicto y reto que afrontamos en el trayecto.

Pero llegando al punto actual de nuestra dinámica social, dejamos de observar, de percibir instintivamente con todos nuestros sentidos el resultado consecuente de nuestras acciones, es decir, hemos dejado de considerar la creación y sobre todo la crítica que nos aportaba la reflexión filosófica, para simplemente dejarnos llevar por la tendencia de las aplicaciones prácticas.

Hoy todo se resume a “problema – respuesta inmediata”, sin considerar los alcances futuros ni las afectaciones colaterales que en la gran mayoría de las decisiones tomadas, desencadenan regularmente, sí, la respuesta urgente, pero al mismo tiempo el nacimiento de otra problemática consecuente.

El peso de la responsabilidad moral y la reflexión intelectual como individuos, se ha visto avasallado por los intereses de lo que me atrevería a llamar un materialismo ideológico de horda.

“La filosofía es la máxima encarnación abstracta de la reflexión de donde parte el entendimiento científico de todo lo demás.” Hegel.

Evidentemente sin la existencia de la filosofía, la ciencia simplemente no existiría. Ese constante preguntar “el porqué de las cosas” tanto para crear como para mejorar a través de la crítica los procesos y resultados, constituye la mejor brújula que nos permite empatar y a la vez dimensionar el alcance de nuestras acciones.

La filosofía proporciona sustento y genera herramientas racionales para la ciencia, las matemáticas, las humanidades, la tecnología y en general cualquier rama del saber, su aplicación es infinita. No podemos etiquetarla en lo individual como una ciencia caduca. Entonces, ¿por qué antes de enseñar a nuestros niños y jóvenes los conocimientos heredados, no les educamos primero en el “cómo” se obtiene dicho conocimiento y dejamos que la razón impere por sobre el adoctrinamiento?

Obviamente la premisa anterior nos lleva a “filosofar” que desgraciadamente ha sido ya tanto el lapso generacional alejados del amor a la sabiduría, que el primer reto a enfrentar consiste en contar con educadores convencidos de la vigencia filosófica, que dimensionen el alcance de dicha materia y no por el contrario vuelvan su cátedra “el colmo de la filosofía”, al simplemente confinarla de manera irónica a ese mismo cajón donde habitan los conocimientos que para su enseñanza, apenas y obligan la simple memoria y repetición. Quizá por ello la filosofía ha dejado de parecer vigente, porque no encuadra en la pasividad de ese lago calmo, ya que por el contrario es por naturaleza dinámico torrente.

“Los sabios buscan la sabiduría; los necios creen haberla encontrado”. Napoleón Bonaparte.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

Escrito por: Alberto Boardman

[email protected]

@AlBoardman

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