Paradojas: Escrito por Enrique Martínez y Morales.

16 marzo 2015
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martinez1-300x233Otra vez la nota económica la está dando el tipo de cambio. No sólo en México, sino en el mundo. Las principales monedas se han depreciado con respecto al dólar de manera significativa en las últimas semanas.

La economía de una nación es un complejo entramado de relaciones e interacciones de cuantiosas variables, por lo que nada de lo que sucede en ella es totalmente bueno o totalmente malo. En el caso de una devaluación se genera el riesgo de un posible incremento inflacionario; aunque, por otro lado, las exportaciones se impulsan de manera importante.

Como la inflación es considerada uno de los fenómenos económicos más protervos, los países en general, a través de sus bancos centrales, toman acciones para tratar de evitar a toda costa la pérdida de valor de sus monedas.

El tipo de cambio se mueve en un mercado libre, encareciendo el billete verde  cuando aumenta su demanda. En nuestro caso, el Banco de México ha anunciado algunas medidas para fortalecer al peso, como lo es subastar diariamente una pequeña porción de los cerca de 200 mil millones de dólares de sus Reservas Internacionales.

A todas luces, la medida ha sido insuficiente, como tampoco han sido más afortunadas en otras naciones: el euro cae en picada hasta ya una virtual paridad con el dólar y el yen japonés se encuentra en su peor nivel desde 2007, por mencionar algunos ejemplos.

Y no van a funcionar porque el incentivo de acopiar dólares para invertirlos en Estados Unidos en aras de obtener rendimientos positivos cuando las tasas de interés suban es arrollador y mayor a las acciones monetarias emprendidas por todas las economías juntas.

Suele decirse que la tasa de interés es el precio del dinero. Pero nadie en su sano juicio pediría prestado con el simple afán de guardar el efectivo y no para invertir o consumir en ese momento. De esta forma, el tipo de interés es el precio por adelantar el consumo. Y un consumo mayor al esperado por el mercado genera inflación, que es justo lo que busca combatir la Reserva Federal de los Estados Unidos al querer incrementar sus tasas de interés en el futuro próximo.

Paradójico resulta que en su afán por reducir su inflación, Estados Unidos esté generando incrementos en los precios en el resto del mundo. Así de caprichosa e injusta es la economía, a veces.

La caída de los precios del petróleo ha pinchado la burbuja inflacionaria en nuestro vecino del Norte, así que probablemente el incremento del interés se posponga y las monedas vuelvan a apreciarse, aunque parte del daño es ya irreversible.

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