“La Tuta”, el capo fanático del tarot y las peleas de gallos

27 febrero 2015
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LA TUTAFanático del esoterismo, aficionado a la pelea de gallos, promotor financiero de políticos y estratega de campañas mediáticas para desacreditar a funcionarios, incluso compró a algunos, así es Servando Gómez Martínez, «La Tuta», quien hasta esta madrugada aún era el máximo líder de Los Caballeros Templarios.

Un informe elaborado por la Procuraduría General de la República y la extinta Secretaría de Seguridad Pública federal, en 2010, indica que Gómez Martínez fue segundo al mando del cártel de La Familia Michoacana y uno de los líderes de Los Caballeros Templarios.

El documento, del cual tiene copia MILENIO, señala que «La Tuta» es un criminal muy violento, al grado de ser capaz de asesinar sólo porque quien le lee las cartas del tarot, le dice quién lo está traicionando.

El reporte emitido en 2010 y que sigue vigente, precisa que el capo tiene a al menos cinco órdenes de aprehensión en contra y 13 averiguaciones previas, además, señala que pudo evadir a la justicia gracias a que pagaba mensualmente 100 mil pesos a elementos de diversas corporaciones policiacas, principalmente a los uniformados de Arteaga, Michoacán.

Gómez Martínez ordenaba las ejecuciones –tanto de civiles como de autoridades-, extorsiones y secuestros, indica el informe.

El capo michoacano cuenta con al menos siete propiedades en Arteaga, entre ellas un rancho denominado El Encino, el cual se ubica cerca de una pista clandestina, el cual ya fue cateado, pero no se encontraron drogas ni armas de fuego.

Gómez Martínez, oriundo de Arteaga, Michoacán, es licenciado en educación primaria. Aparece en el Registro Nacional de Profesionistas con la cédula 1576654 expedida en 1991. Estudió de 1981 y 1985 en el Centro Regional de Educación Normal de Arteaga (CREN). De ahí su otro apodo: «El Profe».

En una entrevista publicada en MILENIO el 22 de marzo, el director del CREN, Rafael Guerrero, describió a Servando como una persona accesible que platica con la gente. «Es muy comunicativo, pues es un maestro. Terminó la carrera, y como todos los que terminan una carrera (…) se desenvuelven más y él sabe de lo que platica: de nada que lo pueda comprometer».

Antes de iniciar su vida criminal, Gómez Martínez fue maestro de educación primaria en la escuela Melchor Ocampo, en el mismo municipio de Arteaga. Se dedicó también al campo e incluso se afirma que creó grupos de ayuda para jóvenes con problemas de adicciones.

Su incursión en el crimen organizado fue entre el 2000 y 2001, cuando se integró a La Familia Michoacana, fundada por José de Jesús Méndez Vargas, «El Chango Méndez», y Nazario Moreno, «El Chayo», y que centraba sus operaciones en Michoacán, Estado de México y en las zonas limítrofes con Guerrero.

Antes de que «El Chayo» o «El Loco» muriera en un enfrentamiento con el Ejército y la Marina en Tumbiscatio, Michoacán, en marzo del año pasado, «La Tuta» solo obedecía sus órdenes. Mientras estuvo en La Familia Michoacana también estaba a disposición de lo que dijera «El Chango Méndez» o El Chamula, jefes máximos de esa organización criminal, detenido en 2011.

La disputa por el control del grupo criminal derivó en que algunos de sus liderazgos formaran otra organización, Los Caballeros Templarios, de la cual «La Tuta» se convirtió en líder máximo tras la muerte de «El Chayo» y Enrique «Kike» Plancarte, así como la detención de Dionisio Loya Plancarte, «El Tío».

«La Tuta» coordinaba en ese entonces a lugartenientes y supervisaba la recolección de cargamentos de droga, principalmente de mariguana para enviarla a Baja California, específicamente a la ciudad de Mexicali, según el informe en 2010.

Su zona de operación estaba en los municipios localizados en los límites de Michoacán y Guerrero.

El informe señala los vínculos que guarda y que tuvo con mandos policiacos de Michoacán, además de que se le responsabiliza de diversos homicidios, entre ellos el de 12 agentes de la Policía Federal en Michoacán, el 22 de julio de 2009, crimen que fue filmado y subido a Internet.

Adicionalmente se le acusa de «orquestar» los ataques registrados en las instalaciones de la Policía Federal en Michoacán, Guanajuato y Guerrero.

La PGR y la extinta SSP federal también lo responsabilizaron en dicho informe por los hechos de violencia en otros estados del país, principalmente para arrebatarle el control a los cárteles de los hermanos Beltrán Leyva y Los Zetas.

La PGR ofrecía una recompensa de hasta 30 millones de pesos por información que permitiera la detención de Gómez Martínez y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo señaló como «un objetivo a atacar».

«La Tutoteca»

«La Tuta» destacó entre los capos mexicanos por su tendencia a grabarse en videos y hasta dar entrevistas.

Se filtraron a la prensa tantos videos de Gómez Martínez que el conjunto acabó recibiendo el nombre de ‘La Tutoteca’.

En algunos de ellos aparecía hablando a la cámara solo en un rancho y en otros conversando en alguna de sus propiedades con altos cargos políticos de Michoacán, lo que llevó a la detención del ex gobernador interino, Jesús Reyna, y el hijo del ex gobernador Fausto Vallejo, entre otros funcionarios.

«La Tuta», un mote ganado de niño por su pronunciada nariz semejante a la de un español que trabajaba en una obra cercana a su casa, aprovechaba cualquier grabación para insistir en que su organización, a la que consideraba una «fraternidad», sólo era resultado de un vacío de poder.

Estaba obligado, según decía, a proteger «al pueblo de Michoacán» de los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Los Zetas, fundado por ex militares de élite desertores.

«Somos un mal necesario», dijo en una entrevista clandestina con la cadena estadounidense Fox en diciembre de 2013.

Servando Gómez, un hombre de tez morena que solía aparecer con gorra, fue clave para el posicionamiento de La Familia dada su experiencia previa como maestro en comunidades rurales de Michoacán, reveló Guillermo Valdés, ex director de la agencia de inteligencia de México, en su libro «Historia del Narcotráfico en México» (2013).

Como docente, Gómez participó «en el movimiento magisterial de izquierda» en Michoacán y en la vecina región de Guerrero (sur), los epicentros de movimientos guerrilleros que surgieron desde 1960, algunos de los cuales aún perviven.

En ese contexto, «La Tuta» aprendió «estrategias de penetración social, tácticas de lucha guerrillera y formas de sobrevivencia en la clandestinidad», apunta Valdés.

«La mezcla de pensamiento y prácticas de secta religiosa con las de la guerrilla» le dieron a La Familia una fama de congregación «liberadora» al reclutar, tras un proceso de desintoxicación, a jóvenes que habían sido adictos a las drogas, dice Valdés.

Bajo el mando de ‘La Tuta’, Los Caballeros Templarios siguió la misma estrategia, incluso efectuaba ceremonias de iniciación de corte religioso en las que eran usadas espadas y batas blancas, según algunas versiones periodísticas.

MILENIO

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