La costumbre de vivir con miedo en Tamaulipas

5 febrero 2015
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«Solo omite mi nombre por favor», así empieza esta historia que cuenta cómo viven los tamaulipecos las balaceras y bloqueos en Matamoros, Reynosa, Río Bravo y Valle Hermoso.

Él es un hombre de 56 años, padre de familia y abuelo de dos nietos. El 3 de febrero le tocó presenciar cuando cuatro hombres despojaron de su vehículo al conductor para después atravesarlo en la vialidad.

Los cuatro sujetos estaban armados: de un lado un radio de comunicación y por el otro un arma. Otros cuatro vigilaban: eran halcones y sicarios. En esa ocasión, «hubo un caos vial» desde las 3 hasta las 6 de la tarde en la carretera que va de Reynosa a Río Bravo.

«(Había) caravanas de camionetas pintadas con (pintura para lustrar zapatos) Colorfiel blanco en vidrios las leyendas M3, 900, xxx, C7, M4», narró esta persona en mensajes directos por Twitter.

En esa ocasión recuerda que alertó a las autoridades federales, le avisó a su familia y amigos. «En Reynosa la gente sigue con miedo pero cada vez es más la confianza ante las autoridades ya que sí atienden los reportes ciudadanos. Únicamente Marina y Sedena».

Él explica por qué no recurre a las autoridades locales: «Los estatales no atienden los comunicados y hay fuga de información local hacia el crimen organizado».

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El programa «El miércoles ciudadano de Matamoros» se convirtió en miércoles violento. El acto de atención ciudadana se canceló por la presencia de una granada en el estacionamiento de la presidencia municipal de Matamoros, que no explotó, y dos bloqueos vehiculares en la carretera Matamoros-Reynosa, en la entrada al primer municipio.

No fue el único día con hechos violentos. El martes hubo bloqueos viales y enfrentamientos, los cuales dejaron al menos nueve muertos en la carretera que une a los municipios de Reynosa y Matamoros, según el Grupo de Coordinación Tamaulipas.

El domingo y lunes hubo tiroteos con cinco muertos.

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El hombre, que por seguridad no quiere dar su nombre, ve que las cosas en Reynosa han cambiado: «ya no hay vida nocturna. Ahora hay convivios en casas, palapas o las conocidas carnes asadas. Después de las 10 de la noche transitar en Reynosa es un peligro», pero poco después cae en cuenta que no es necesario que sea de noche, «porque también existen los secuestros exprés».

Eso es vivir con miedo en Tamaulipas; este hombre lamenta que a pesar del temor de los habitantes, éstos traten de «llevar una vida normal a la expectativa de que algo malo suceda en cualquier momento».

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No todos los que contestan el teléfono quieren hablar y mejor cuelgan. Los pocos que acceden a la petición de contar cómo vive en esos municipios tamaulipecos prefieren que no pongas su nombre.

Por teléfono, una mujer de Matamoros dice que sale de su trabajo hasta una hora antes para llegar a su casa cuando se escucha movimiento por las balaceras o bloqueos. Una vez que llega a su vivienda, «me encierro y ya no salgo».

Otra joven que trabaja en un hotel ubicado en el centro de ese municipio admitió que no ha presenciado tiroteos o bloqueos porque éstos ocurren en las entradas al municipio; aun así, «trato de llegar temprano a mi casa y ya no salgo, definitivamente».

En Reynosa, la colaboradora de una iglesia cristiana afirma que las balaceras, los bloqueos y «la inseguridad nos envuelve a todos en esta ciudad, pero al mismo tiempo tratamos de mantenernos fortalecidos, tenemos nuestra esperanza en Dios, él es el que nos guarda, nos protege y nos ayuda a salir día con día».

Explicó que anteriormente presenció un enfrentamiento, «uno se tiene que resguardar, y protegerse. Dirigirse a un lugar seguro y al mismo tiempo orar por las personas que están en esa contienda».

Sobre su ritmo de vida declaró que «si no hay a que salir no salimos (…) hay que ser prudentes, prudentes. Pura prudencia, nada más. Perseverando en la oración y guardando la calma».

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El hombre de 56 años continúa en el Twitter. Cuenta que se ha cambiado de casa solo una vez. Lo hizo con su familia para tener más seguridad, pero se dio cuenta que «la inseguridad estaba en todos lados» y mejor «optamos por adaptarnos».

Se acostumbraron a la situación de tomar medidas de seguridad como no cargar tarjetas de crédito y regresar a casa a las 8 de la noche, «mientras más temprano mejor (…) ya no vamos al cine. Rentamos películas en SKY, la despensa se compra en McAllen, en Texas».

-Es como estar privado de la libertad, se le comenta.

-Es correcto, contesta, y agrega otro problema que los tamaulipecos padecen: temor a las represalias por hablar sobre la situación de inseguridad. En Reynosa, «la libertad de expresión está en modo mudo».

Milenio 

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