Para cocinar vegano, sólo tenemos que aprender a cambiar algunos de los ingredientes que se usan con frecuencia en la cocina tradicional. Porque la clave de la comida vegana no radica en maniobras extrañas, ni técnicas imposibles, sino en los reemplazos.
Empecemos por el desayuno y los lacteos
La leche de vaca, la reemplazamos fácilmente por leche vegetal. En el supermercado se consigue de soja, de coco, de almendras. También las podemos hacer, llevan un poco más de tiempo pero el resultado es más saludable.
La manteca de la tostada puede cambiarse por mantequilla de maní, tahini o aceite de coco (que en la heladera se solidifica) o margarina vegetal (aunque no es la opción más sabrosa, ni la más saludable). Si prefieres el queso crema, puedes optar por algún queso a base de cajús -que son riquísimos, pero no tan fáciles de conseguir-, hacerlo uno mismo siempre es una opción: en holavegan.com tenemos bastantes recetas.
Y si desayunas con yogur, en el mercado hay de soja, de cajus, de almendras… Pero la manera más fácil y económica consiste en mezclar en la leche vegetal semillas de chía, endulzar y saborizar la preparación y enfriar en el refrigerador por unas horas.
¿Y para cocinar?
Exactamente lo mismo: la leche de vaca por leche vegetal, la manteca por aceite de coco, y la crema de leche en preparaciones saladas por tofu sedoso o crema de castañas de cajú.
En dulces: aprovecha la parte sólida de la leche de coco. ¿Cómo es esto? La leche de coco, se divide en dos partes estando refrigerada: arriba se concentra la grasa (la parte sólida o crema) y abajo el agua. Esa “crema” se puede batir para hacer una chantilly y queda espectacular.
La mozzarella se puede suplantar por un queso hecho a base de papa, tofu o avena, que funden genial. La ricotta se reemplaza por tofu pisado, o una pasta a base de semillas de girasol o de castañas de cajú. Para el queso rallado el mejor relevo es la levadura nutricional: aporta sabor, vitaminas y no hay que agregarle nada. Pero si se quiere algo un poco más nutritivo y consistente, puede elaborarse uno con frutos secos.
¿Cómo sustituir el huevo?
Todo depende de lo que se desea cocinar. En preparaciones como tortas, muffins, cookies, scones o hotcakes el huevo es perfectamente reemplazable por semillas, frutas y hasta verduras. Si, leyeron bien, VERDURAS.
También hay maneras de “imitar” ciertas comidas, como los falsos “huevos revueltos” con tofu o con coliflor, en fin. En cualquier receta dulce, se puede reemplazar 1 huevo por 1/2 banana pisada o 1 manzana hecha puré. También por alguna de estas ideas:
– 1 cucharada de semillas de chía + 3 cucharadas de agua (mejor si el agua está tibia, así se hidratan las semillas hasta que sueltan una especie de gelatina)
– 1 cucharada de semillas de lino trituradas + 3 de agua (mismo procedimiento)
– 1/4 taza de tofu (lo procesas hasta formar una crema)
– 1/4 taza de yogur de soja
– 1/4 taza de puré de papa
– 1/2 zucchini rallado
– 2 cucharadas de fécula de papa
– 2 cucharadas de agua + 2 cucharadas de aceite + 2 cditas. de polvo de hornear
Tip adicional para golosos
Si aman el merengue: AQUAFABA. Sí, suena extraño, pero no es más que el agua de cocción de los garbanzos (o de otra legumbre). Este líquido es increíble, con ayuda de limón, vinagre o cremor tártaro, se monta en batidora como si fuese clara de huevo. El azúcar impalpable y más batido hacen el resto. Con esto pueden hacer merenguitos secos, decorar un lemon pie o utilizarlo como base de una mousse de chocolate. ¡Y no se preocupen, porque gusto a garbanzo no le queda ni un poquito!
